El gobierno del SIN

El gobierno del SIN

Con las Fiestas Patrias llega el, venido a menos, mensaje presidencial (art.118 de la Constitución), que es una rendición de cuentas de las promesas del año anterior e incluye el pedido de reformas legislativas, sobre el cual nuestro precario inquilino de la Casa de Pizarro ha prometido “más de una sorpresa” (15/6/22). Lo cierto es que la decepción es la sensación popular, porque la administración de Pedro Castillo -hipercorrupción aparte- se ha convertido en el “regimen del SIN”, que no alude a la preeminencia de los servicios de inteligencia (DINI, DIRIN) sino a un gobierno sin fertilizantes, sin gasolina para aviones, sin GLP, sin pasaportes, sin brevetes, sin honestidad, etc.

Una muestra de la hiperincompetencia del gabinete Torres es que la inversión pública en el séptimo mes del año a cargo de los ministros presenta una ejecución del 25%, cuando en el mismo periodo el año pasado -que tampoco era la maravilla- alcanzaba el 34%. A estas alturas debería superar el 50 %.

Hace un año, el magíster de la Universidad César Vallejo prometió dos trenes longitudinales de 2,600 kilómetros que correrían paralelos: el tren Grau desde Aguas Verdes (Tumbes) hasta Santa Rosa (Tacna) y el tren Inca, que sería una portentosa obra de ingeniería, que eclipsaría al Transiberiano o al mítico Orient Express, que discurriría por las cumbre de los Andes, desde Cajamarca -interconectándose con el helipuerto de Chota- hasta el lago Titicaca. De Pedro el Grande a Pedro el Lego.

Sin embargo, Juan Barranzuela, el ministro de Transportes, ha confesado que apenas cuenta con “perfiles” para la cuarta parte del recorrido del Tren Grau, los tramos Trujillo-Chiclayo y Lima-Barranca (US$ 5,679 millones) y Lima-Ica (US$ 3,300 millones), que suman US$10,000 millones (Congreso 6/7/22), lo que colocaría el costo preliminar en US$ 40,000 millones. Además, sobre el Tren Inca señaló: “ya se incluyó en los documentos del ministerio”, para luego, sacar un conejo diferente del sombrero: el Tren Bioceánico Perú Brasil (que se anunció el 19/3/2008), cuyo inicio sería la etapa Chancay-Pucallpa, que si bien cuenta con un memorándum con el presidente Xi Jinping, hasta ahora, la China con el cuento de los millones de la “Ruta de la Seda”, más es lo que se lleva que lo que trae. Suena más factible, concretar el antiguo sueño minero del Tren Marcona-Andahuaylas de 577 kilómetros, que abarcaría los yacimientos mineros (Hierro Apurímac de Strike Resources, Los Chancas de Southern y Las Bambas MMG).

Castillo también anunció el 2021 que entregaría “hospitales especializados por región, entre los cuales priorizaremos: hospital materno-infantil, hospital neoplásico, hospital clínico quirúrgico, hospital de medicina tropical y hospital de salud bucal”. Algo así como un centenar de hospitales. Loable propósito del que a la fecha ha cumplido con inaugurar sólo los hospitales Bicentenario de EsSalud: de Jauja (28/12/21), Canta Callao (10/1/22), Chao (10/2/22) y Chota (24/6/22), y el de Huarmaca (Huancabamba, Piura 8/7/22).

Otro juguete del jefe de Estado es la “masificación de gas (natural)” que en un primer momento ligó a la renegociación del contrato de Camisea, que poco o nada tiene que ver con el tema. Finalmente, se acaba de aprobar una ley para financiar las nuevas concesiones, que empezaría por Huamanga. En la actualidad, solo 14% de los hogares (el 95% en Lima) cuenta con conexión de gas, porque la concesión de Calidda camina “a paso de ganso”, mientras que en Bolivia llega al 50% y en Colombia al 72%.

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