Nadie duda ya de las capacidades educativas del ajedrez al punto tal que en muchos países forma parte del currículo escolar y su enseñanza y práctica se han difundido notablemente, en especial entre los niños y adolescentes. Una reciente película, Gambito de Dama, que cuenta la historia de una notable ajedrecista y que alcanzó altísimos niveles de taquilla y audiencia, nos ha hecho recordar también que el ajedrez es para todos, como lo prueban numerosas jugadoras internacionales, sus torneos y sus figuras, como la húngara Judith Polgar, la mejor ajedrecista de todos los tiempos, comentarista del último torneo de Candidatos de Madrid que ganó el Gran Maestro ruso Ian Nepomniachtchi.

El ajedrez enseña a pensar, educa la personalidad y tiempla la voluntad, ejercitando la mente y el cuerpo para los desafíos y las oportunidades. El duelo mágico que simula la batalla, cualquier batalla, en 64 escaques, tiene lecciones para todos pero especialmente para los adolescentes y jóvenes que se están formando en las ásperas lides de la existencia. Hace algunas décadas, la edad promedio de los grandes maestros de este deporte superaba de largo los 50 años. Hoy es distinto. En el top 10, todos tienen entre menos de 35 años y un gran jugador como el hindú Visnatan Anand, que supera la cincuentena, es, pese a su potencia, considerado un veterano. En el caso peruano sucede otro tanto, con la presencia de jóvenes como los hermanos Cori.

Es para mí totalmente edificante ver, a través de mi joven hijo aficionado, cómo se puede formar una pequeña comunidad de jugadores, que se reúnen desde hace casi veinte años alrededor de su maestro para seguir escuchándolo y aprendiendo, para jugar y charlar sobre este maravilloso deporte ciencia que debería llamarse mejor deporte vida. Empezaron en el colegio y siguieron después y siguen juntos pese a que algunos viven fuera del país. Doy fe del cariño que le tienen, del ascendiente que ejerce sobre ellos, de la admiración, del reconocimiento.

Es el maestro de ajedrez Mario Belli Pinto, maestro internacional que ha sabido desarrollar en sus pupilos ese vínculo que define la acción magisterial. A su lado, ayer en las competencias escolares y hoy en las reuniones presenciales y virtuales de la pandemia, Mario Belli cosecha lo que sembró en más de dos décadas de trabajo y acompañamiento.

El más grande jugador de ajedrez de todos los tiempos, Garry Gasparov, dijo: Veo en la lucha ajedrecística un modelo pasmosamente exacto de la vida humana, con su trajín diario, sus crisis y sus incesantes altibajos. Gracias a maestros como Mario Belli Pínto, ese modelo se puede replicar pedagógicamente en sus fieles discípulos.

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