El miedo y la desesperanza no nos pueden vencer

El miedo y la desesperanza no nos pueden vencer

A escasas tres semanas de celebrar en el Perú la reunión de líderes de APEC, la embajada de los Estados Unidos de América, uno de sus principales miembros, alerta a sus ciudadanos sobre el clima de inseguridad ciudadana que se vive en Lima y, en general, en el país.
Esto revela el preocupante grado que ha alcanzado la criminalidad organizada en nuestro entorno. No en vano hemos presenciado tres paros de transportistas, mercados, bodegas y pequeños emprendedores, quienes, al borde de la desesperación, piden acciones inmediatas para enfrentar este flagelo. Ellos no reclaman mejores salarios. Hoy suplican seguridad.
El Perú es uno de los países de América Latina con mayor índice de delitos. Una encuesta realizada entre empresarios de Gamarra revela que el 87.9 % de los encuestados (1,070 emprendedores) reportaron haber sido víctimas de algún tipo de delito en el último año. Esta cifra es muy similar a la percepción de inseguridad de la población detectada en 2018 por el INEI: 90 %.
En este caso, sin embargo, no estamos hablando de percepciones, sino de realidades. El 71.7 % de los delitos en Gamarra corresponde a robos, mientras que el 9.1 % involucra extorsión y amenazas directas. Esto significa que 9 de cada 10 emprendedores del emporio comercial son víctimas de robo, extorsión y amenazas.
No hay peor cáncer para un país, ni mayor obstáculo para la atracción de inversión y el desarrollo, que la inseguridad jurídica y ciudadana.
Esto debe parar. Tenemos que respaldar a la Policía Nacional, como sucede en cualquier país desarrollado, convirtiéndola en un cuerpo profesional íntegro, con valores, criterios eficientes de selección de personal y una logística eficaz. No es posible que hoy se pidan cuatro años de cárcel y 500 mil soles de reparación civil a un policía que abatió a un sujeto armado que lo asaltó.
La investigación criminal debe contar con inteligencia y medios tecnológicos adecuados, que permitan la localización y desarticulación de bandas nacionales y extranjeras que hoy se disputan el territorio para dominar el mercado de la delincuencia.
Si no lo hacemos, nos encaminamos a tener ciudades fantasmas, porque nadie querrá salir a la calle y exponer su vida, con las pérdidas económicas que ello implicaría para toda la cadena de servicios que tenemos, incluyendo restaurantes y locales de entretenimiento.
La realización de la APEC nos ofrece el momento preciso para establecer una alianza con todos los serenazgos municipales y los equipos de seguridad de las empresas privadas, para formar unidades que protejan el desarrollo de todos los eventos.
Es también oportuno realizar una campaña de concientización en el país para evitar cualquier tipo de convulsión social que pueda dañar la presencia de las 21 delegaciones de las economías más importantes del mundo, tal como lo hicimos en 2002, cuando el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, visitó el país y el terrorismo intentó chantajearnos. Recordemos que los medios de comunicación se sumaron de manera gratuita y con espíritu patriota a esta campaña.
Así como deben atenderse los requerimientos técnicos, humanos y logísticos que la Policía Nacional necesita para enfrentar el crimen organizado, es fundamental construir más unidades de flagrancia con representantes del Poder Judicial (jueces), Ministerio Público (fiscales), Policía Nacional (policías) y Ministerio de Justicia (defensores públicos).
Hasta el momento, tenemos ocho de estas unidades en todo el Perú. Necesitamos al menos quintuplicar ese número y cubrir todas las regiones. A través del mecanismo de Obras por Impuestos, la empresa privada puede construir rápidamente la infraestructura necesaria. No hay tiempo que perder.
El crimen organizado no es solo un tema de seguridad ciudadana, es un tema de seguridad nacional. El Consejo de Estado, que reúne a los principales representantes de los tres poderes, debe escuchar a representantes de la empresa privada y resolver en este espacio este problema que se desborda de manera incontenible. El miedo y la desesperanza no nos pueden vencer.

Ex primer vicepresidente del Perú

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