El nuevo desorden mundial

El nuevo desorden mundial

Rompiendo acuerdos para un periodo de paz luego de concluida la Segunda Guerra Mundial, Finlandia (que acaba de elegir un gobierno conservador) entró a formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Este es quizá el único avance de la OTAN luego de la invasión rusa a parte de Ucrania.

El costo de este enfrentamiento de Occidente con Rusia es alto en el campo económico, Europa pasa por dificultades. El ministro de finanzas alemán anunció restricciones en gastos de apoyo social, en tanto que la cifra astronómica de ayuda a Ucrania no es materia de publicidad.

En las generaciones más antiguas se recuerda que fueron ucranianos los que, al servicio de Moscú, causaron la muerte de muchos alemanes. Basta solo traer al presente el hundimiento del Gustloff en 1945, en que murieron más de diez mil mujeres y niños alemanes. Cada vez son más fuertes las voces por una paz sin armas y, para ello, se requiere del concurso de iniciativas de otros actores internacionales.

Hace pocos días vimos sentados en Beijing frente Xi Jinping, el poderoso presidente de la República Popular China, a Macron, presidente de Francia, país también en dificultades económicas, y a la alemana Úrsula von Der Lyne, jefa de la Unión Europea. Todos ellos en busca de no enemistarse con China, que se ha convertido de especial importancia para la economía europea. Ahora la ministra del Exterior alemana visita tambien China.

En tanto el secretario general de OTAN apuraba su visita oficial al Japón, en busca de extender la influencia de su organización, o más exactamente de Occidente, en áreas estratégicas del Pacífico. Así, el antiguo enemigo de los Estados Unidos de América en la guerra mundial, debe ahora convertirse en el mejor aliado para influir en otros países de la región, como Nueva Zelandia, Australia y Corea del Sur, para contrarrestar a Rusia, que también fuera antiguo aliado en la II Guerra Mundial de los EE. UU. Maniobras militares conjuntas entre EE. UU. y Filipinas son observadas por expertos.

Lo más relevante en esta situación es que los EE.UU. ya no arriesgan la vida de sus soldados para mantener sus conflictos a nivel global. Como es ahora el caso de Ucrania, otros países ponen los muertos y pagan gran parte del costo de las guerras.

En un reciente acuerdo entre China y Rusia, que se ha mantenido en reserva, gran parte del comercio mundial se va a realizar paulatinamente en yuan, es decir en moneda china. Inclusive las transacciones del petróleo y otras fuentes energéticas. Esto afectaría indudablemente la estabilidad del dólar, así como gran parte de la economía mundial.

Se abrirán nuevas oportunidades, especialmente por los que apuestan por la paz. Bolsonaro le estrecha la mano a Putin y se ofrece como negociado. Hoy, cabe enfrentar con pragmatismo, la defensa de los intereses permanentes del país en un mundo convulsionado.

Tenemos que mirar hacia el futuro recogiendo experiencias positivas del pasado. Recobrar el liderazgo en el campo multilateral significa superar las limitaciones del nivel andino. El Perú es más que un país andino. Tiene su mayor extensión territorial en la Amazonía, así como en la costa contando nuestro mar territorial en el Pacífico.

Debemos apelar al fortalecimiento del panamericanismo, y volver –como en tiempos de Pérez de Cuéllar en la que inicié mi carrera diplomática- a convertirnos en interlocutores más allá de lo regional. En protagonistas mundiales en favor de la paz, el medio ambiente, así como en principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas. Tenemos un Servicio Diplomático altamente capacitado para ello.

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