El significado del canje y la tregua entre Israel y Hamás

El significado del canje y la tregua entre Israel y Hamás

La aceptación del gobierno de Israel del canje de al menos 50 rehenes, entre niños y mujeres, por unos 150 milicianos de Hamás en las cárceles de Israel –la desproporción numérica a su favor es parte de sus demandas habituales– se veía venir. En efecto, las manifestaciones ciudadanas contra el primer ministro Benjamín Netanyahu exigiendo la negociación para la liberación de civiles indefensos –en la inmensa mayoría de casos de familiares– retenidos en los túneles construidos en diversas partes en la ciudad palestina de Gaza, estaba jaqueando al gobierno que, ante la ola de protestas y las presiones políticas y sociales, no tuvo más remedio que dar luz verde a la tendida de cartas de Hamás transmitiendo que “todo estaba en la cancha de Israel”.

Así ha sido. En el fondo, me parece una decisión sensata porque siempre hay que preferir la vida humana por sobre todas las cosas, pero también –hay que decirlo– porque su aniquilamiento hubiera sido insoportable políticamente para Netanyahu, cuya estabilidad política al frente del país lo podría poner en el umbral de la vulnerabilidad. Es verdad que no se trata de una negociación sobre el total de los israelíes que se encuentran retenidos, pero ha sido un buen comienzo. Este acuerdo abre la cancha para hacer fluida y más flexible las condiciones en la idea de que se produzcan otras liberaciones, que las creo inminentes, si todo funciona conforme lo esperado.

Junto a esta negociación está el acuerdo de la tregua por 4 días con lo cual el alto el fuego en ese lapso permitirá que el derecho internacional humanitario entre en acción pues las medidas que se adopten en ese lapso deberán ser exclusivamente orientadas a la situación de los cautivos. Es uno de los momentos más difíciles el que estarán pasando por estos días en Israel como en Gaza porque la vida de israelíes y palestinos debe ser preservada sin ninguna comparación ni diferencia, pero también lo es que la esperanza de salvar a quienes nada tienen que ver en el problema asoma entre el drama y el optimismo. Mientras existan más rehenes deberá recurrirse a todos los medios posibles con que se cuente a la mano para liberarlos, ese es el objeto central de la negociación que ha prosperado, pero también lo es de conservar incólume y sin perturbaciones, el canje y la tregua conseguidas.

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