El último gran emperador
El último gran emperador
Alemania se despide de su último emperador. Así es llamado Franz Beckenbauer. No solo por su soberano juego en el campo del fútbol, sino especialmente en razón de que supo evidenciar logros, como entrenador y luego dirigente. El Kaiser –emperador en el idioma alemán- llevó a la República Federal Alemana a ser campeón mundial tanto en su calidad de jugador en 1974 así como, años después, en su capacidad de dirigente.
Lo vi jugar varias veces en Alemania. También aprecié su alta clase en ocasión que integraba el Cosmos, el equipo estadounidense que convocó a los mejores jugadores del mundo al finalizar la década de los setenta en Nueva York, donde me encontraba trabajando en la Representación Permanente del Peru ante las Naciones Unidas. En una oportunidad que tuve de conversar con Pelé en Suiza, sede de la FIFA, este gran jugador y persona famosa, me dijo que al compañero que él más admiraba era al alemán Beckenbauer.
Recordemos que el primer verdadero emperador en Alemania fue Guillermo (Wilhelm Friedrich Ludwig. de Prusia) que estuvo en el poder un decenio. No obstante, el fútbol atrae en Alemania a más personas que la política y genera mayores pasiones. El emperador Beckenbauer, que impuso la figura del “líbero” en el juego dominado por estrategias, logró mayor popularidad y millones de admiradores, aun cuando pasó sus últimos años retirado de la vida pública a raíz del fallecimiento de su hijo. Pero nunca fue olvidado.
Bajo el liderazgo y gestión de Beckenbauer, Alemania consiguió la sede del campeonato mundial del 2006. Ello tuvo un efecto mucho más allá de lo deportivo. Un lustro después de la reunificación de Alemania, los alemanes volvieron a mostrar en público la bandera tricolor. Este emblema nacional lució nuevamente en balcones y ventanas, así como en los automóviles. Lo patriótico dejó de ser tabú.
Baviera fue por muchos años también una monarquía. Nacimos yo y el siempre campeón mundial Beckenbauer en la misma ciudad de Múnich, capital del Estado Libre de Baviera meses después de terminada la II Guerra Mundial. Sabemos reconocer el esfuerzo de nuestros padres para alimentarnos y hacernos fuertes así como orientarnos -esto es algo digno de resaltar- pese a todas las carencias en la postguerra. El Kaiser Beckenbauer es un ejemplo de perseverancia. Desde su presencia en el Bayern München, este club ganó treinta veces la Bundesliga. Y el Kaiser el campeonato de la generosidad. Su Fundación presta importante ayuda social. Le puedo decir, ahora que se despide el más grande jugador alemán del mundo: gracias por todo lo que con tu ejemplo diste, querido paisano ¡Auf Wiedersehen lieber Franz!
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