El último show desesperado de Castillo

El último show desesperado de Castillo

Pedro Castillo es como la fiera herida que, tras una larga cacería, busca la madriguera para dar el último zarpazo. Ya sea para morir solo o para intentar una última matanza con aires suicidas, porque sabe que no tiene escapatoria.

Por eso ha pedido concurrir mañana martes al Congreso para dirigirle un mensaje a la nación; es decir apenas horas después de que se apruebe poner a debate el voto de vacancia; es decir aquel trámite que exigirá al Presidente a presentarse personalmente ante la representación nacional para absolver más de veinte puntos de una agenda de imputaciones que van desde actos de corrupción personal, hasta traición a la patria.

En la lógica de una persona normal lo de Castillo no tiene sentido. Premeditadamente busca ponerse en las fauces del lobo dos veces consecutivas. Una para decir cualquier pachotada y otra para rendir una instructiva penal, que si bien podría asumirla su abogado, le pone imputaciones precisas individuales y como jefe del Estado.

En esta incertidumbre es que se tejen las conjeturas más extremas. Hay quienes dicen que Castillo acorralado y sin escapatoria presentaría su renuncia irrevocable al cargo. Pero francamente no creo que haga algo así porque no tiene dignidad y menos señorío.

La otra posibilidad sería que anuncie elecciones anticipadas. Pero tampoco parece ese el camino porque reduciría a rehén del cargo y no pararía las investigaciones ya en curso por su corrupción.

La última alternativa sería un intento de cierre y disolución del Congreso. Un golpe de Estado, pero salvo un grueso sector de la policía, dificulto mucho que las Fuerzas Armadas se presten a una locura como esa.

De modo que lo más probable es que Castillo se presente mañana como lo que es: un loquito desaforado, que intentaría leer amenazas escritas por el G2 cubano, asustando al Congreso e inmolándose en su vocación de seguir al frente de una revolución que no existe ni en el pensamiento más calenturiento de los radicales.

Como toda fiera herida Castillo es peligroso, es capaz de cualquier disparate que haga daño así se infiera él mismo más heridas. Estemos atentos, desde el sector democrático adoptemos acciones para repelerlo y ojalá darle la estocada. Y, pase lo que pasare, tengamos a la mano todos los recursos para hacer frente a un loco que no da pena sino rabia por todo el daño que le está haciendo al país.

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