En emergencia el sistema de alerta antisísmica: Lima es más vulnerable que Ica
En emergencia el sistema de alerta antisísmica: Lima es más vulnerable que Ica
En febrero de este año, Turquía y Siria fueron golpeados por un sismo de 7.8 grados que dejó más de 59 mil víctimas mortales y miles de millones de daños a la infraestructura. Hace unos días, Marruecos fue sacudido por un sismo de 6.8 grados, y reporta más de tres mil muertos. Estos países no cuentan con un sistema de alerta antisísmica que les hubiera permitido reducir, significativamente, la cantidad de fallecidos.
En 2011, Japón enfrentó un sismo de 7.8 grados, lo que dejó un saldo de 22 mil personas entre muertas y desaparecidas. En 2021, Japón volvió a ser golpeado por otro fuerte sismo, pero con un saldo de solo 150 heridos y ningún muerto, y en 2022, un sismo de 7.4 grados, dejó 2 muertos y algunas decenas de heridos.
Pasar de 22 mil muertos, a 2 en los dos últimos terremotos, no es un milagro, es producto de una política que incluye simulacros constantes acatados por la población, y en especial, disponer de un eficiente sistema de alerta antisísmica, que anuncia los sismos hasta con un poco más de un minuto de anticipación.
Lo mismo sucede con México, que, en su terremoto de 1985, de 8.1 grados, antes de contar con un sistema de alerta antisísmico, tuvo un saldo de más de 40 mil víctimas.
En 1991, México, luego de aprender la lección, instaló su sistema antisísmico que, a la fecha, cuenta con 10 mil altavoces y un sistema de comunicación vía radio, televisión y mensajes al celular, que advierten de los sismos hasta 50 segundos antes de que se sienta el movimiento telúrico, lo que ha permitido que, en los últimos terremotos, de 2017 y 2019, las víctimas mortales se reduzcan al 1% con respecto al total de víctimas de 1985.
El Perú, al igual que Japón y México, es un país sísmico. El último terremoto devastador se dio el 2007 en Pisco, con una población aproximada de 130 mil personas, y tuvo una magnitud de 8.0 grados, causando 595 muertos, 2,291 heridos y 76,000 viviendas destruidas e inhabitables.
Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), durante el terremoto de 2007 en Ica, se registraron niveles de aceleración del suelo de 400 centímetros por segundo al cuadrado (cm/s2).
De haberse producido este sismo de 8.0 grados en la costa de Lima, los suelos de la capital podrían haberse sacudido a 500 cm/s2 y en el Callao a 700 cm/s2. Lo que nos indica que Lima, y sobre todo Callao, son más vulnerables que Ica frente a un terremoto.
En Lima y Callao, con más de 10 millones de habitantes, encontramos gran cantidad de viviendas autoconstruidas y ampliaciones, que no cuentan con ningún estudio técnico, inclusive en laderas de los cerros, que son altamente vulnerables a un sismo de gran magnitud. A ello tenemos que incorporar las nuevas construcciones de edificios, de los cuales está en duda la calidad de sus cimientos, pues muchos de ellos han sido hechos por empresas con poca experiencia y con ánimos de rentabilidad.
La infraestructura de los colegios públicos, absurdamente, no requiere certificación de Defensa Civil. Según declaraciones del exministro de educación Óscar Becerra, en marzo de este año, 1,041 instituciones educativas se encontraban en riesgo de colapso.
Es necesario prever la alternativa de una educación híbrida (presencial y a distancia) momentánea, en los colegios que sean necesarios para albergar a los estudiantes en riesgo, mientras se reconstruyen sus colegios a punto de colapsar. Con dos turnos de 40 horas por semana cada uno, que alternen días de presencialidad ocupando colegios seguros, a los que se debe dotar, con urgencia, de internet y de un sistema de aulas virtuales interactivas que asegure la calidad de la educación híbrida.
En el año 2019 el Instituto Geofísico del Perú anunciaba que a fines de ese año ya habría un sistema de alerta antisísmica similar al que existe en México desde 1991, sin embargo, solo ofrecía anticipar los sismos 30 segundos, cuando hace décadas que ya existen tecnologías en el mundo que llegan hasta el minuto. Pero no solo ese es el problema, sino que, hoy, aún no tenemos fecha cierta de cuándo estará funcionando al 100%, después de haber pasado 4 años de anunciado.
Se debe declarar, de inmediato, en emergencia el sistema de alerta antisísmica peruano y Defensa Civil, incorporando a los colegios de ingenieros para que, en conjunto, hagan un diagnóstico de la infraestructura pública y privada en peligro de colapsar, para disminuir al máximo el costo en vidas frente a un terremoto.
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