Decimos que el lenguaje es dinámico porque el tiempo, la exposición a otras lenguas y experiencias, la misma forma de entender la vida, lo modifica, diría que lo enriquece.

Entonces, cuando se une la narración y la ilustración, todo es riqueza que conmueve, estimula la imaginación y la estética. Y creo que todos hemos disfrutado de esa gran experiencia estética. Sin embargo, lo que produce El día que la abuela me regaló los colores del Kené, va mucho más allá de eso.

En principio, debemos decir que El día que la abuela me regaló los colores del Kené es un cuento escrito por Julio Vega inspirado en niños shipibo-konibo. El narrador ya nos ha mostrado su habilidad en construir historias que nos han conmovido; pero la manera en la que ha articulado, casi como un mantra, tras repetir “Fue mi abuela quien…”, la perspectiva shipiba sobre la naturaleza, el trabajo y, por supuesto, la relación maternal, la cual podría resumir como la de la guía, la que enseña compartiendo y mostrando lo que es su mundo, que para nosotros, desde la ciudad o lo occidental, tiene sabor a mística. Este trabajo narrativo ha sido acompañado por la ilustración de Olinda Silvano, artista reconocida mundialmente, cuya obra difunde su herencia shipibo-konibo. Las imágenes de líneas geométricas y colores brillantes parecieran potencian la belleza del texto y; sin embargo, no hay dependencia. Los lectores y las lectoras podrán navegar en estas imágenes, disfrutar de su plástica de laberinto y sus colores como soles.

Decíamos que el lenguaje es dinámico, que valoramos el encuentro de registros; pero debemos resaltar que esta publicación ganadora de los Estímulos Económico del Ministerio de Cultura en el 2019 supera el promedio de las publicaciones ilustradas en el Perú, y que merece una mirada atenta del mundo. El apoyo que ha recibido es más que justo y celebramos su aparición.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.