¡Es hora de la resistencia nacional!
¡Es hora de la resistencia nacional!
No hay dictadura buena, y no existe dictador que se mantenga en el poder sin ejercer la violencia y ensuciarse las manos con sangre de inocentes. En el caso de Martín Vizcarra a medida que se conocen más los detalles de su azarosa llegada al poder advertimos que no fue un simple accidente constitucional, sino producto de traiciones, actos contra natura democrática y alianzas nefastas con representantes de diferentes partidos, gremios, militares, ONG globalistas, intereses de potencias extranjeras, capitostes de mafias empresariales y con subversivos ligados al Foro de Sao Paulo. El desgarbado moqueguano no es un improvisado que se aprovechó de las circunstancias. Se trata de un taimado, no inteligente pero sí astuto, carente de principios morales y esencialmente proclive al delito, como los demuestra su alianza todavía vigente con miembros del club de la construcción.
Asociado con una mafia poco conocida de su entorno moqueguano ha sido capaz de utilizar a badulaques como Salvador del Solar; ahora está ligado por intereses nefastos con personajes siniestros como Vicente Zeballos, los fiscales corruptos del caso Lavajato, los comandantes generales de las FF.AA., los directivos de IDL, el chavismo venezolano y los jefes de su policía política, la Diviac.
Su prédica falsa de presunto respeto a la Constitución y al derecho de los opositores se está agotando. A pocos días del autogolpe de Estado y la “disolución del Congreso” ha atacado vilmente a la congresista Bartra; sus esbirros intentan amedrentar a la periodista Mariella Balbi; ordena hackear e impedir la circulación de Expreso; descredita a los partidos políticos; pretende imponer elecciones parlamentarias bajo condiciones imposibles de cumplir; trata de impedir las acciones legales del presidente legítimo del Congreso; permite el nepotismo de sus ministros; soborna a alcaldes, jueces y gobernadores regionales; manda a despedir a periodistas que ponen en evidencia su ineptocracia; se dispone a pagar sumas exorbitantes a Odebrecht consumando su posición vendepatria; se burla del pueblo inaugurando obras inexistentes y redobla el presupuesto que sume a la prensa en su condición de prostituta de la dictadura. Con el aplauso de miserables como Vargas Llosa pronto habrá represión física, asesinatos, cese de la libertad de expresión y consagración de la tiranía. Ante la urgencia de oponernos a su pretensión de quedarse indefinidamente en el poder, los demócratas debemos consolidar el frente republicano de lucha ideológica, política y de masas que rescate la democracia. ¡Es hora de la resistencia nacional!