Estados Unidos hoy
Estados Unidos hoy
Pretender definir o sintetizar al país conocido en lengua inglesa como Estados Unidos de América en un artículo periodístico es una pretensión excesiva. No obstante, debemos intentarlo para definir su alcance y posición en el mundo. Se trata de la primera potencia económica, militar, científica y tecnológica del planeta, así la República Popular China le esté pisando los talones. Territorialmente no es el país más grande; Rusia más que la duplica en extensión, y China, así como la India, también la duplican en población. Entonces, ¿qué hace de los Estados Unidos un país tan especial que no tiene comparación en el mundo? En primer lugar, la continuidad de su existencia como país soberano que, desde el 4 de julio de 1776, no modifica su naturaleza política, así haya variado en el tiempo con importantes modificaciones políticas y sociales, tales como la abolición de la esclavitud y la aplicación del sufragio universal para todos sus ciudadanos, al margen de su raza, idioma y cultura.
Los Estados Unidos, como entidad histórica y política, tuvo sus primeros inicios en las trece colonias inglesas originales de la costa atlántica, que dieron lugar a su nacimiento y que se remontan a principios del siglo XVII. Sin embargo, hay extensiones importantes de su territorio, tales como California, Arizona, Nuevo México, Texas y Florida, hoy Estados de la Unión desde hace más de un siglo, que históricamente pertenecieron a España por más de 200 años y cuyas capitales históricas son más antiguas que sus principales ciudades, tales como Boston, Nueva York, Filadelfia, su capital Washington DC, Charleston, Atlanta, Chicago, San Luis, y un largo etcétera, incluyendo las ciudades de California, la mayoría de las cuales tiene un nombre hispánico, derivadas de las misiones religiosas auspiciadas en el siglo XVIII por el virreinato de México o Nueva España.
El idioma que se habla en los Estados Unidos es el inglés. Sin embargo, no está consagrado como la lengua oficial del país según su Constitución. A nadie se le ocurriría contradecir esa situación, que está afirmada en los hechos y en la continuidad histórica. Estados Unidos es un país de raza predominantemente blanca, gobernado a lo largo de la historia, por lo menos hasta 1961, por el grupo étnico-cultural conocido como WASP, que significa blanco, anglosajón y protestante. Con el advenimiento de Kennedy esa sigla quizás pudo haberse transformado en ICC (irlandés, cristiano y católico). Pero no fue así, y en la primera década del siglo XXI Estados Unidos tuvo un presidente negro o de color, Barack Hussein Obama, hijo de un ciudadano de Kenia y de una ciudadana blanca de los Estados Unidos. En la actualidad, Estados Unidos tiene un presidente blanco católico, Joe Biden, y una vicepresidenta de color, Kamala Harris, cuyo padre es un inmigrante jamaiquino y su madre una inmigrante de la India, ambos profesionales de primera categoría académica.
Kamala Harris es precisamente la candidata demócrata que disputa las elecciones presidenciales del próximo martes 5 de noviembre con el candidato republicano, expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, nieto de un inmigrante alemán cuyo padre hizo fortuna en la actividad inmobiliaria y de madre escocesa de primera generación. De todo lo cual podemos concluir que Estados Unidos es un país paradójico, que ama la paz, pero que tuvo una larga y sangrienta guerra civil en el siglo XIX y que además participó y triunfó en las dos Guerras Mundiales del siglo XX. Ahora, 60 años después, trata desesperadamente de que los conflictos de Ucrania y del Medio Oriente no desencadenen una guerra nuclear de carácter mundial. Roguemos a Dios que así sea.
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