Estamos secuestrados por bandas criminales
Estamos secuestrados por bandas criminales
Van dos años y medio de gobierno de Dina Boluarte, fundamentalmente signados por una desbocada inseguridad ciudadana que amenaza al pueblo las veinticuatro horas del día. Y en cada oportunidad, agrede con mayor salvajismo. Hoy en día, la vida en este país no vale nada. Los sicarios –mayoritariamente jóvenes en motocicleta–, transformados por un puñado de soles en autores materiales de crímenes, matan a personas que transforman en víctimas anónimas, e inmediatamente desaparecen del lugar como si se tratase de algún juego o de alguna competencia para premiar a quien, sin dejar rastro, mate al mayor número de gente en el menor tiempo posible y sin dejar huella. La creciente presencia de estos asesinos a sueldo hace que los autores intelectuales de esos crímenes se beneficien con “tarifas” cada vez menores para eliminar a seres humanos, visto el exponencial crecimiento de aquella tropa de malandrines que ha inundado la capital y las principales ciudades del país.
Obviamente, este gobierno analfabeto e impávido, desconcertado y muy cruzado de brazos –por tanto incapaz de administrar el Estado–, permanece pegando palos de ciego frente a este problema que, diariamente, genera pérdidas de vida de gente de cualquier edad, asesinada en los arrabales de la ciudad o incluso en el distrito más pintado. Desgraciadamente, no existe tregua para este mundo del crimen que es el Perú. En dos años de “gestión”, el régimen Boluarte ha confirmado ser incapaz de organizar estrategia alguna –menos todavía hacerla efectiva– para desarticular a las organizaciones criminales que operan en la cara del propio ministro del Interior, que ni siquiera entiende por qué sigue sentado en esa dependencia a cargo, justamente, de la seguridad suya, amable lector.
Aunque las cosas todavía son más complicadas, porque tanto la Fiscalía como el Poder Judicial se ponen de acuerdo con las bandas de sicariato, liberando, incluso, a aquellos capturados en flagrancia, a quienes finalmente los jueces imponen penas leves; jamás cadena perpetua, como merecen.
Y respecto a la incapacidad del gobierno Boluarte, es evidente que en dos años de gestión este régimen no ha construido una sola cárcel de alta seguridad para enjaular a tanta gentuza que integra mafias criminales, ahora dedicadas al próspero negocio del sicariato.
Si esto no se llama irresponsabilidad, habría que inventar el término que describa la falta de interés del régimen Boluarte por la seguridad ciudadana. La secuencia de los hechos que hemos relatado –al margen de otras realidades que quizá se nos hayan escapado– constituye prueba plena no solamente de la ineptitud de este gobierno de paso, sino que exhibe la culpa que tienen de esta horrorosa realidad muchos incapaces, corruptos gobernantes –como los Humala, Kuczynski, Vizcarra y Castillo–, que hicieron del Perú un espacio ideal para que se establezca y florezca el hampa desde la mismísima cúpula del Estado.
¡Todo esto, amable lector, mientras decenas de hampones autorizados por el JNE –y solo dos o tres postores decentes– se aprestarían a participar en las elecciones de abril de 2026, para gobernar nuestra nación! ¿Comprende el peligro?
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.