¿Existió realmente un “pacto secreto” firmado con Odebrecht?
¿Existió realmente un “pacto secreto” firmado con Odebrecht?
Nuestra Constitución precisa que el Estado es conducido, exclusivamente, por sus tres únicos poderes constitucionales: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. ¡No cabe interpretación diferente! Sin embargo, desde inicios de este siglo el corrupto Toledo transformó -inconstitucionalmente, por cierto- al Ministerio Público en cuarto poder del Estado, encargando en adelante su manejo a Gustavo Gorriti, mastín de George Soros, dueño de Open Society; la ONG que financió en parte la campaña electoral del hombre de Cabana.
Desde entonces, dejamos de ser independientes, pasando a la condición de colonia de la cultura transnacional caviar. Responsable de tamaña ignominia fue Toledo, convertido desde entonces en vil estafador político del Perú. Pero incluso fue más allá. Ya instalado en palacio de gobierno, decidió transformar políticamente al Perú convirtiéndolo en una republiqueta. ¿Preparaba ya el terreno para que sus afanes corruptos estuviesen debidamente asegurados, tan pronto la camorra caviar se incorpore al Estado en condición de cuarto poder? Por cierto, el mastín del cuarto poder en lo sucesivo sería Gustavo Gorriti, ocasional hombrecillo de su confianza.
Aparentemente Toledo no sospechó que la solidaridad del hebreo acabaría el mismo día en que él dejase el poder. Profecía que Gorritu Ellenboghen cumplió fielmente.
Gorriti ha mantenido una incuestionable y descollante participación en el proceso criminal del affaire Lava Jato, Empezando porque actuó como tutor de los intereses de la mafiosa Odebrecht en Perú.
Sus declaraciones y desempeño, tanto ante los órganos de Justicia -acá y en Brasil- como ante la prensa de ambos países, así lo revelan. Al final del día, la huella dactilar de Gorriti figurativamente fluye por todo el expediente del affaire Lava Jato. Aunque no sólo allí. Asimismo, en sus escritos y declaraciones a la prensa local e internacional, sacando continuamente cara por Odebrecht. Llegó al extremo de exigir que el Estado peruano recontrate a Odebrecht porque -palabras más, palabras menos- “ha cambiado de nombre, sus dueños han prometido que nunca más serán corruptos, y ahora es una empresa nueva, de primera línea, que puede serle sumamente útil a este país”.
También esconde Gorriti que el Perú no ha podido cobrarle un centavo a Odebrecht, tras las decenas de miles de millones de dólares con que nos estafó, amparada por el infame pacto secreto firmado por ella con los fiscales Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez Gómez. Pacto suscrito por los citados fiscalillos sin conocerse si Odebrecht llegó a suscribirlo, dejando al Perú impedido de cobrar alrededor de tres mil millones de dólares en capital, intereses, moras, multas, impuestos, etc.; además de engañarnos quedándose con los códigos que ofreció entregarnos como parte del compromiso secreto.
¡Finalmente, Rafael Vela y José Pérez jamás sustentaron ante el país los motivos que tuvieron para anular una deuda de Odebrecht por S/.568 millones con la Sunat, tanto que dicha Superintendencia inició acciones legales! ¿Por qué Gorriti no demanda públicamente a Pérez y a Vela que entreguen al poder Judicial peruano el tantas veces citado pacto secreto que, aparentemente, firmaron con Odebrecht? ¿O acaso ese pacto jamás existió?
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