Fernán Altuve y el pensamiento conservador peruano

Fernán Altuve y el pensamiento conservador peruano

Fernán Altuve ha escrito la historia de treinta años del pensamiento conservador peruano del siglo diecinueve. Su libro tiene como ficha técnica la siguiente: Fernán Altuve-Febres Lores (2022): Los conservadores. Vida y obra de una élite intelectual en los albores de un Perú independiente. Lima: Taurus - Penguin Random House. Este artículo recorta su objeto en la conjetura metodológica de que es posible leer y releer dicho libro, y construir el “arco temporal” del pensamiento entre 1809 y 1839, a partir tanto del método de la “Biografía intelectual” empleado por Altuve, como del método de la “Historia del pensamiento” enseñado por Michel Foucault. Altuve tiene razón cuando se distancia de los métodos de la Historia de las ideas, de la Escuela de los Annales, de la Historia de las mentalidades y de la historia conceptual, pero podría acercarse al método foucaultiano de Historia del pensamiento. Altuve tiene el cuidado de sistematizar el método anglosajón de la Biografía intelectual que operacionaliza en su libro. Dice el autor peruano: “es central conocer la relación causalidad/casualidad que pueda existir entre 1) la vida del pensador; 2) su trabajo intelectual y creativo; 3) la relación entre vida y trabajo; 4) el significado de la vida y el trabajo históricamente y 5) la relación de esta vida y otros trabajos con otros pensadores y obras”. Foucault, desde su cátedra de “Historia de los sistemas de pensamiento”, en el College de France, y su libro “La arqueología del saber” también se aleja de la historia de las ideas, la historia de las representaciones y la historia de las mentalidades. Foucault, que, en puridad, no fue sistemático, en este caso, tiene el cuidado casi de reglamentar su método en “matrices normativas de comportamiento para los individuos y modos de existencia virtuales para sujetos posibles”. Así surgen la locura, la criminalidad, la sexualidad, y otras anormalidades, y otros temas, como los grandes programas de investigación, pero, a la vez, como grandes hilos conductores de una arqueología, o historiografía sincrónica y diacrónica del pensamiento. Por ello, Foucault prefirió pensar desde ciertos ejes históricos constitutivos: 1) la formación de los saberes, o el análisis histórico de las formas de su veridicción; 2) la gubernamentalidad, o el análisis histórico de las formas de los saberes especializados para ejercer el poder; y 3) la hermenéutica del sujeto, o el análisis histórico de la subjetividad, de la pragmática de sí.

Altuve abarca el “arco temporal” del pensamiento peruano entre 1809 y 1839, y emplea el método de la Biografía intelectual para dar cuenta de nuestros clásicos Blas de Ostolaza, José Ignacio Moreno, José de la Riva Agüero, José María de Pando, Juan García del Río, Antonio José de Irisarri, y José Joaquín de Mora. Pero, en verdad, él va más allá: trata de construir una lógica de la historia del pensamiento conservador peruano, y no solo en el Perú. Procede como foucaultiano cuando trata de responder a la cuestión de si los peruanos hemos sido capaces de crear un pensamiento conservador; y, no procede como foucaultiano cuando sostiene que “más que un pensamiento conservador orgánico y adaptado a la realidad social, han existido pensadores cuyas ideas –más allá del manejo usual del texto– podrían englobarse genéricamente como lo conservador, aunque algunos de ellos estarían más cerca de lo que se entiende exactamente como tradicionalismo”. Fernán Altuve, con este libro, ha contribuido una vez más a la historia del pensamiento conservador peruano.

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