Acaba de publicarse el Marco Macroeconómico Multianual 2025-2028 para el Sector Público No Financiero, una importantísima herramienta para la planificación de las acciones del Estado y para que se manejen las finanzas públicas de forma técnica y profesional.
El Marco en cuestión se da cada cuatro años, en cumplimiento del Decreto Legislativo 1276, dictado en diciembre de 2016 por el gobierno presidido por Pedro Pablo Kuczynski, que sustituyó a la Ley 30099 de octubre de 2013, sancionada durante el mandato de Ollanta Humala, bajo la denominación de “Ley de Fortalecimiento de la Responsabilidad y Transparencia Fiscal”.
Este Marco debe contener la proyección macroeconómica y los supuestos en los que se basa, siendo un marco fiscal “… prudente, de estrategia financiera responsable, transparente y predecible, que facilite el seguimiento y rendición de cuentas de la gestión de las finanzas públicas y permita una adecuada gestión de activos y pasivos bajo un enfoque de riesgos fiscales”.
El Marco debe recibir la opinión del Consejo Fiscal y ser aprobado por el Consejo de Ministros. Ahora bien, este Marco contempla un crecimiento porcentual para el periodo 2025-2028 mayor que el estimado para el presente año, bajo la premisa de una mayor ejecución de la inversión pública, sobre todo en infraestructura, y la progresiva recuperación de la inversión privada, aunque con guarismos no importantes, salvo en minería.
Respecto a la minería, ya sabemos que a veces hay imponderables sociales que arremeten contra dicho sector, debido a influencias socializantes y supuestamente defensoras del agua y del medio ambiente. Sin embargo, lo que se busca es impedir el desarrollo del país, un desarrollo que, sin duda, es generador de bonanza y mejora del nivel de vida en las comunidades influenciadas por los proyectos mineros.
Se proyecta también el control del déficit fiscal, evitando en lo posible que un aumento genere más complejidades en el manejo financiero. Pese a que el Marco Macroeconómico Multianual 2025-2028 ha sido aprobado por el Consejo de Ministros, hay sectores ministeriales que actúan como si estuviésemos en “Alicia en el país de las maravillas”, siendo propensos a gastos innecesarios, sobre todo en consultorías, asesorías, nombramientos de más personal, viajes al extranjero y otros conceptos que podrían suprimirse o, al menos, racionalizarse, como ya hemos señalado en anteriores columnas.
Otro tema de gran importancia es la recaudación tributaria, en la que los esfuerzos del MEF y la SUNAT pueden resultar inútiles, pese a la mayor fiscalización e incorporación de rubros digitales como sujetos al IGV. En este sentido, no ayuda mucho el Congreso, que sigue con el populismo de crear universidades por doquier y aprobar muchos otros gastos superfluos que erosionan el Presupuesto General de la República.
A las prudentes apreciaciones macroeconómicas del tantas veces mencionado Marco, no debemos olvidar que durante este cuatrienio tendremos elecciones generales, las cuales, normalmente y lamentablemente, logran que la inversión privada disminuya. Por otro lado, también influye la incertidumbre respecto a los resultados de dichas elecciones.

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