Huaicos, turbas, fenómenos… y autoridades
Huaicos, turbas, fenómenos… y autoridades
Podrán criticar de todo al alcalde metropolitano de Lima, Rafael López Aliaga, pero jamás de correrse a entrevista alguna que le hacen medios hostiles y periodistas que no son solo duros con él, sino hasta malcriados.
Siempre presto a contestar y aclarar toda inquietud -incluidos malsanos inventos- sobre la siempre difícil gestión de una megalópolis de 11 millones de habitantes en alrededor de 2,800 km2 de extensión. Van 82 días de gobierno (le quedan 1,379 días) en los que ha demostrado rápidos reflejos y una incuestionable voluntad de hacer las cosas bien.
Las desgracias que sufren muchos limeños por la inclemente acción de las lluvias en la sierra -que ocasionan los huaicos en las quebradas de la costa- las conocemos de siempre y mal haríamos en achacárselas a López Aliaga o a los flamantes alcaldes de los distritos afectados. Otro tanto sucede con los destrozos en la capital por las protestas.
Para muestra basta un botón. La noche del 19 de enero de 2023, una turba de "manifestantes" -en la autodenominada y felizmente frustrada "Toma de Lima"- incendió la Casa Marcionelli, hermoso edificio ubicado en las inmediaciones de la Plaza San Martín y construido en los años veinte del siglo pasado. 63 días después, demostrando la naturaleza ejecutiva que caracteriza la actual gestión municipal y gracias a la eficiente labor de Prolima, el inmueble luce remozado y listo para culminar su refacción total.
Lo de siempre: lo que la izquierda destruye, la derecha reconstruye. Ojalá siga así… todos los limeños ganaremos.
En lo que respecta al resto del país, debemos orientar nuestra crítica a los gobiernos de PPK, Vizcarra, Sagasti y Castillo a cargo de la famosa Autoridad Autónoma para la Reconstrucción con Cambios y a las autoridades regionales y municipales en lo que les atañe; a todos ellos hay que dirigirnos y exigirles rindan cuentas de lo que hicieron -y no hicieron- con los miles de millones de dólares que tenían para prevención y construcción de las obras que debieron atenuar desastres naturales como los que hemos observado estos días, esos que se repiten cada vez con mayor frecuencia.
Hoy que ya conocemos que de pronto se avecina un Fenómeno del Niño, debemos exigirle también al gobierno de Boluarte nos informe cómo va a afrontar el tema para mitigar este evento que seguro impactará no solo en la economía nacional, sino directamente en los hogares de millones de compatriotas.
Sería imperdonable que nuevamente se caiga en la tremenda irresponsabilidad y nefasta corrupción de gestiones pasadas o en la creación -como lo vienen anunciado- de un nuevo ente que se encargue del tema. ¿Más burócratas, más informes y estudios de lo que ya sabemos se debe hacer? El país no está para más de lo mismo.
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