Infiltración comunista

Infiltración comunista

Está corriendo en las redes sociales y me ha llegado por distintos medios, incluidos WhatsApp colectivos, una frase de uno de los fundadores del Partido Comunista italiano, Antonio Gramsci, quien señala que: “La única forma que tenemos para hacernos del poder como comunistas, no es lo que hizo Marx. Nosotros debemos infiltrarnos en la sociedad, infiltrarnos dentro de la Iglesia, infiltrarnos en la comunidad educativa, lentamente e ir transformando y ridiculizando las tradiciones que se han sostenido históricamente, a fin de ir destruyendo y formando la sociedad que queremos”.
Como dice el antiquísimo refrán: “A confesión de parte, relevo de prueba”, pese a lo cual tenemos infinidad de corroboraciones en la sociedad peruana, en que marxistas aturdidos por las tesis de Gramsci lo han seguido al pie de la letra.
En efecto, a través de muchas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) financiadas principalmente con recursos provenientes del exterior, difunden en nuestro país tesis altamente nocivas, y sin que la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) haga un control efectivo de ellas, pues una sentencia del Tribunal Constitucional lo impidió y hasta ahora el Congreso no aprueba la iniciativa legislativa para restituirle tal facultad.
Además, la APCI, adscrita erróneamente al Ministerio de Relaciones Exteriores, cuando debería estar adscrita al Despacho del Presidente del Consejo de Ministros (a quien llaman primer ministro), no ha presentado un proyecto de ley para modificar tal adscripción.
Casi diríamos que cotidianamente muchas ONG que actúan en nuestra patria, no con libertad sino con libertinaje, vienen introduciendo teorías ya fracasadas, como lo han sido las orientaciones de género, el idioma inclusivo y tantas otras, que, con la complacencia de muchas entidades de la prensa nacional, difunden dichas teorías contrarias a nuestras tradiciones que indiscutiblemente afectan a lo que llaman “conservadurismo”, que es conservar las tradiciones, el respeto a los valores cívicos, el respeto a nuestras creencias de que el ser humano tiene un fin trascendente, a los principios éticos y también a los democráticos, por solo mencionar algunos.
La infiltración dentro de las diversas iglesias y credos religiosos también se puede apreciar día a día, en que curas con sotana negra pero corazón rojo, desde el púlpito y solapadamente se prestan a la difusión de pensamientos reñidos con nuestras creencias.
En la educación, el tema tiene mayor relevancia, pues quienes son objeto de malas enseñanzas son los niños y los jóvenes, más expuestos a seguir las rutas que señala el magisterio, que, como bien sabemos, está plagado de comunistas, que incluso pueden llegar hasta conducir con malicia y error los destinos de la patria, como se pudo acreditar con la elevación al sillón de Pizarro en Palacio de Gobierno del profesor Pedro Castillo, que, por lo demás, fue un golpista probado y también confeso con su discurso de asumir totalmente la conducción del país y el cierre del Congreso, pero, felizmente, nadie lo siguió.
Hay que abrir bien nuestros ojos. Lo que acontece con los rojos y también rosaditos, a quienes coloquialmente conocemos como “caviares”, no es nuevo ni inédito, es simplemente el seguimiento de las indicaciones de Antonio Gramsci para tomar el poder, no por las armas que disparan balas, sino con las armas de teorías equivocadas que van contra nuestras tradiciones. Dicen querer terminar con la pobreza, pero no quieren entender que solo con mayores inversiones habrá más trabajo y bienestar. No cae ello del cielo, sino de la voluntad laboriosa de la población.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.