Invertir en ciudades sostenibles y accesibles

Invertir en ciudades sostenibles y accesibles

El turismo accesible es una actividad que no solo genera ingresos para una ciudad, sino también mejora la calidad de vida de las personas con discapacidad y personas mayores. A la vez, imaginar y poner en marcha una ciudad atractiva y amigable con el medio ambiente es un objetivo de muchas urbes no solo en Europa, sino también en América Latina.
Un avance evidente sucede en la Unión Europea, que hace poco difundió una publicación sobre “Ciudades accesibles de la UE para un turismo inclusivo” donde se reúnen las principales recomendaciones de ciudades ganadoras del Premio Ciudad Accesible y afirman que este turismo genera nada menos que 400,000 millones de euros de ingresos anuales, pese a que apenas el 9% de los servicios que ofrece este sector son accesibles.
Una ciudad para el turismo accesible significa que su transporte público (metros, tranvías, buses) ofrezcan posibilidades a las personas con discapacidad de poder desplazarse, de contar con aplicaciones de internet inclusiva, áreas ecológicas con el tráfico medido, que no contamine, en determinadas zonas y muchas actividades que creen conciencia al respecto. Por supuesto, la discriminación se deja de lado, ya que sus diseños permiten a las personas, independientemente de sus características y situaciones, manejarse e interactuar con seguridad, dignidad y autonomía.
Según el BID, se conoce que en América Latina y el Caribe cerca de 80 millones de personas tiene un tipo de discapacidad y estima que el 12% de la población contará con más de 65 años este año y pese a estos números, este sector de la población no es incluido cuando se trata de diseñar el espacio público en las ciudades de esta región. Hay que recordar que las ciudades accesibles promueven la cohesión social, el desarrollo económico y la construcción de identidad.
El hecho de crear acceso a los centros urbanos y el tránsito de más personas permitirá que las ciudades aumenten las oportunidades y la productividad económica, con ello se incentiva un mayor empleo para las personas con discapacidad y frenar de alguna manera la pérdida del 20% del mercado mundial del turismo, según el BID. Dotar de una adecuada flota de transporte público accesible para personas con discapacidad abre oportunidades para los ciudadanos y las empresas.
Implementar una ciudad amigable con el entorno y accesible solo se consigue con una gestión sostenible y proactiva de parte de los gobiernos locales, esperemos que nuestras ciudades consigan pronto ser urbes inclusivas y autónomas, siendo el centro de atención el bienestar del ciudadano.

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