La observación del Poder Ejecutivo al proyecto de ley aprobado por el Congreso sobre la prisión preventiva ha puesto en jaque al Congreso. El gobierno se esperó casi los 15 días útiles para presentarla, sabiendo que la fecha coincidiría con el receso parlamentario que termina el 28 de febrero próximo. Las reglas para el trámite de una observación a un proyecto de ley no distinguen si se presenta en el período ordinario de sesiones o en receso parlamentario. Lo que pasa es que, en este caso específico, el tema es de interés de la opinión pública y ha puesto en aprietos al Congreso, lo que no significa que el parlamento no tenga las herramientas para solucionar el problema dentro de lo que queda de enero y el mes de febrero.
El reglamento prevé tres acciones posibles que parten de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, que tiene que decidir entre aceptar las observaciones y allanarse; la segunda, no aceptarla y proponer la insistencia del texto aprobado por el Congreso; y la tercera, proponer un nuevo proyecto de ley incorporando asuntos no previstos ni en la observación ni en el texto que aprobó el Congreso en diciembre pasado. Para el allanamiento y el nuevo proyecto de ley, el órgano para tramitarlo es la Comisión Permanente en funciones, y para el caso de la no insistencia es el pleno del Congreso, que tendría que convocarse a pedido de 78 congresistas.
El tema es que, para cualquiera de los caminos que opte la Comisión de Justicia, debe haber, antes que nada, “voluntad política”, que difícilmente podría conseguirse dada la fragmentación del Congreso, el receso parlamentario, las dos semanas de representación de enero y febrero, y las coordinaciones que podrían existir entre el gobierno y los sectores parlamentarios que lo apoyan. En todo caso, para la percepción ciudadana, le toca al presidente del parlamento hacer el trabajo de coordinación, pero además evidenciarlo, para que no asuma el pasivo y sea señalado como responsable de que el parlamento no haya hecho nada para solucionar el entrampamiento procesal. De no hacer nada el Congreso en el receso, sería un “mate” del gobierno y el Congreso podría ser visto como falto de reflejos. Lo importante para el parlamento es evidenciar su esfuerzo por solucionar las cosas.

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