La batalla cultural y la defensa de los derechos femeninos
La batalla cultural y la defensa de los derechos femeninos
¿Qué es la batalla cultural? Personalmente, todavía no entiendo lo que se libra en esta batalla de la cual no pocos hablan hoy en día.
Entiendo que es una especie de defensa de los valores tradicionales de la sociedad que conocimos hace algunos años, como también la defensa ante aquellos nuevos valores que bajo determinada ideología nos quieren hacer creer que han descubierto la pólvora.
Que el mundo cambia y las sociedades deben cambiar con él, es un hecho. No podemos ni vivir en el pasado, ni tampoco negar lo inminente. Debemos enfrentarlo, visibilizarlo, combatirlo, defenderlo o lo que toque hacer para que nuestros derechos como seres humanos nos aseguren una calidad de vida justa, libre e igualitaria.
No podemos negar, por ejemplo, la problemática de la mujer en los países de nuestra región, y especialmente en las poblaciones del interior de ellos. Es un hecho tangible que las mujeres no gozamos de las mismas oportunidades, el mismo acceso al poder, a la educación, a la decisión sobre nuestro futuro, a sueldos igualitarios, y por último a que nuestras vidas se consideren tan valiosas como la de los varones.
Muchas personas desde el privilegio de una vida en Lima medianamente solvente económicamente hablando, me dirá que no es cierto. Lamento pincharles el globo, la realidad de la mayoría de nuestras hermanas peruanas es ésta.
Pero, ¿para la defensa de este punto en particular, necesitamos una batalla? Mi posición personal es que no. Las defensoras de los derechos de las mujeres de izquierda únicamente defienden y alzan la voz por aquellas que simpatizan con su ideología, “las otras” no están dentro de su mapa de defensa. Eso es inmoral.
Por otro lado, la derecha ha dejado este espacio a la izquierda, y con esto ha abandonado la protección de todas aquellas mujeres de centro derecha que a diario son abusadas, invisibilizadas y hasta asesinadas.
Es necesaria una batalla cultural para básicamente deshacer el camino iniciado por aquellos que creyéndose dueños de la verdad comercializaron las vidas, los derechos y las libertades de las invisibles. Es urgente, es una obligación que la derecha liberal vuelva a sus orígenes, aquellos de la defensa de los derechos civiles, libertades individuales, oponiéndose al despotismo y al absolutismo.
Por la memoria de Katherine Gómez, de 18 años, quemada viva por negarse a seguir en una relación sentimental. No se hacen presentes colectivos feministas. La familia libra la “batalla” sola.
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