La batalla de Palca a la currícula escolar como en otros países

La batalla de Palca a la currícula escolar como en otros países

La infausta guerra con Chile (1879-1883) nos dio victorias contadas con los dedos de la mano, hay que decirlo con el realismo que corresponde. Una de ellas fue la iracunda Batalla de Palca, en la sierra de Tacna, en la que el teniente coronel Juan Luis Pacheco de Céspedes, cubano, y entrañable amigo del coronel Leoncio Prado -enterado del inicio de la guerra vino al Perú acompañando al héroe de Huamachuco (1883) en el deseo de reciprocar su amor por Cuba-, junto a bravos indígenas y pocos mestizos, todos como los montoneros de la Resistencia en la sierra central liderada por el General Andrés A. Cáceres, que hicieron sucumbir al escuadrón chileno, Lautaro; sin embargo, un sobreviviente fue en busca de refuerzos y en el retorno, las tropas chilenas arremetieron contra la población civil, tipificando el denominado Repase que el eminente Jorge Basadre, hijo de Tacna y mayor historiador de la República, lo reportó como inconducta de guerra en diversas batallas durante la contienda bélica. Reitero de que por el Repase, Chile debería pedir perdón al Perú.

El gesto contribuirá a afirmar la mayor relación, no sólo vecinal, sino de hermandad que los dos países merecen seguir afianzando. Así también le pondremos coto a los pocos compatriotas que aún siguen pregonando la idea absurda, febril y demagoga de la recuperación de Arica y Tarapacá. Vengo investigando, junto a historiadores e intelectuales tacneños, principalmente, acerca de los hechos sucedidos en el enfrentamiento de Palca, y lo primero que debemos corregir es la errada calificación de guerrilla a los campesinos que combatieron junto a Pacheco, no solo porque no lo fueron, sino por tratarse de una denominación proscrita por el derecho internacional de la guerra. También debemos acabar con el errado argumento de ciertos expertos del Ministerio de Cultura que no considera a Palca una batalla porque los combatientes no sumaron por lo menos 500 personas, como si las batallas para serlas, dependieran de las matemáticas.

Se trata de catalogadores artificiales de la historia, sin profundidad conceptual ni empírica sobre la naturaleza de una gesta y una hazaña con todas sus letras que, por su actitud recalcitrante, Palca no ha sido inscrita en el alto lugar que sus caídos merecen. ¡El Congreso de la República debería hacerlo! Rompamos con esos intelectualoides esclavos del prejuicio y adictos al racismo, casi siempre alienados y enmascarados en un país aún fracturado. En la guerra con Chile, que perdimos por una clase política mediocre, dominada por su absoluta inconciencia sobre el valor de la defensa nacional, felizmente tuvimos muchos héroes, que fueron el alma y la dignidad del Perú. Estoy seguro de que Grau, Bolognesi y Quiñones, desde el cielo de los justos, exigen que los bravos indígenas muertos en Palca -como Alberto Medina Cecilia (1862-1948), el grumete negro del monitor Huáscar que dio su vida por el Perú y sobrevivió al combate-, ingresen en la currícula escolar para quedar inscritos en la memoria colectiva de los peruanos, como pasa en otros países (Alemania, Japón, EE.UU., etc.), que hoy son grandes y poderosas naciones.

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