La guerra irregular y no convencional se extiende en Medio Oriente

La guerra irregular y no convencional se extiende en Medio Oriente

Hasta ahora el conflicto en Medio Oriente, de los últimos meses, es esencialmente uno denominado guerra irregular. ¿Qué significa eso? Pues que las partes que intervienen en los actos bélicos son de un lado, un actor convencional (el Estado de Israel) y otro no convencional (Hamás, grupo miliciano y terrorista, que aún sigue controlando en Gaza, la porción palestina al sur de Israel y fronteriza con Egipto). En las últimas dos semanas se verifica que el nuevo epicentro de la referida guerra irregular es el enfrentamiento entre Israel y el grupo miliciano terrorista Hezbolá, que opera en Líbano, país con el que Israel limita por el norte. Entonces, el desarrollo del conflicto es dominantemente no convencional y así se denomina porque una de las partes en combate es un Estado, y la otra no cuenta con la categoría de sujeto de derecho internacional, capaz de merecer reconocimiento internacional, que es lo que sucede con Hamás y Hezbolá, que, teniendo vigencia intraestatal, no sucede lo mismo en el plano internacional, pues no llegan a ser considerados sujetos del derecho internacional, es decir, no cuentan con derechos y deberes en el statu quo de las reglas del convencionalismo mundial y no acatan las medidas del denominado derecho internacional humanitario y sus normas fundamentales contenidas en los Convenios de Ginebra de 1949, así como tampoco en el derecho consuetudinario internacional contemporáneo. No contar con el referido reconocimiento internacional es un verdadero óbice en el estatus de las organizaciones no convencionales, porque reduce o recorta sus márgenes de actuación en los espacios internacionales como las Naciones Unidas. De hecho, a los máximos líderes de Hamás o de Hezbolá jamás se los verá pronunciando discursos durante la denominada Semana de Alto Nivel de la septuagésima novena Asamblea General de las Naciones Unidas que ayer terminó en la sede de la ONU, en Nueva York. Sí, en cambio, al presidente de Palestina, Mahmud Abás, porque Palestina es un Estado con todas sus letras –actualmente cuenta con el estatus de Estado Observador en la ONU– y no es miembro pleno porque no cuenta con el beneplácito de los Estados Unidos de América y otros pocos países como Israel, pero que, siendo Washington miembro del Consejo de Seguridad, seguirá decantado que, valiéndose de su derecho de veto, por lo menos por ahora, no será admitida Palestina como miembro pleno de la ONU. Ahora bien, la guerra en Medio Oriente podría extenderse, pero no con participaciones convencionales, es decir, no veremos a Irán o a Líbano, que sí son Estados, y por tanto sujetos del derecho internacional, ingresando en una etapa de enfrentamiento directo contra Israel. Sí, en cambio, la extensión del conflicto podría fluir hacia otros actores no convencionales, como pasa con los hutíes, que operan en Yemen, el país más pobre del Medio Oriente, ubicado en el extremo meridional de la península arábiga, y en el que los hutíes no han ocultado su animadversión hacia Israel y Occidente. La extensión del conflicto en Medio Oriente, entonces, parece ser hacia una afirmación de la guerra irregular y no convencional. Así está de complicado el escenario en esa región del mundo.

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