La importancia del cargo de secretario general de la ONU
La importancia del cargo de secretario general de la ONU
La importancia del cargo de secretario general de la ONU. Ahora que ha concluido la denominada Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, en el marco de su septuagésimo noveno período de sesiones, quisiera centrar mi columna en la figura del secretario general de la ONU, para conocer su exacta dimensión dentro del mayor foro político del planeta.
El portugués António Guterres (1949) es el actual secretario general de las Naciones Unidas. Fue elegido en 2017 y reelegido en 2021 para un segundo período de funciones de 5 años.
Pero ¿quién es realmente el secretario general de la ONU? Se trata del funcionario administrativo más importante de la organización. Ha sido una práctica en la ONU conceder dos períodos de gestión a tan importante funcionario mundial, salvo el caso del egipcio Butros Butros-Ghali (1992-1996), que, llevándose mal con la Casa Blanca, aduciendo motivos injerencistas, terminó vetado por Estados Unidos, el poder real del planeta, quedando frustrada su reelección.
La ONU, conforme a la Carta de San Francisco, que es su tratado constitutivo, está dedicada a mantener la paz en el globo. Convendría, entonces, precisar que su secretario general, lejos de lo que muchos puedan imaginar, no es la máxima autoridad de la organización, ya que esta corresponde, en cambio, al presidente de la Asamblea General, cargo que ocupó el eminente diplomático peruano Víctor Andrés Belaunde (1959-1960).
El secretario general, siendo el más alto funcionario administrativo de la ONU, que es distinto, no debe calificarse por autoridad, dada la estructura horizontal de la organización, que es el foro político mundial plano por excelencia y que es lo que explica por qué razón sus resoluciones solo tienen el alcance de recomendaciones, siendo que la reciente aprobación por consenso del denominado Pacto del Futuro no es un instrumento vinculante u obligatorio para los Estados como el Perú, es decir, no es un tratado, por lo que no produce efectos imperativos para los países.
En otra columna me ocuparé de este instrumento. Ahora bien, cuando no sesiona la Asamblea General, cobra vida la actuación internacional del secretario general, convirtiéndose en la máxima figura visible de la ONU, esto es, el primer agente diplomático del mundo, pues materializa la representación de la organización por su enorme protagonismo planetario. El secretario general no ocupa el lugar preeminente que, en cambio, sí corresponde al presidente de la Asamblea cuando sesiona el pleno de la ONU. Su función es, stricto sensu, administrativa, pero, qué duda cabe, de gran connotación mundial.
Lo elige la propia Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad, y debe contar, luego de varias votaciones informales y una formal, con la unanimidad de sus miembros permanentes, lo que significa que bastará el veto u oposición de uno de ellos (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido o Rusia) para quedar frustrada la candidatura, como pasó a Butros-Ghali.
Guterres es el noveno que cuenta las Naciones Unidas desde su creación, y el peruano más universal, Javier Pérez de Cuéllar, fue el quinto. El peso de Guterres, como lo tuvo JPC, seguirá dependiendo de él mismo. Veremos cómo le sigue yendo con el trágico suceso de la guerra ruso-ucraniana y la guerra de Israel contra Hamás y Hezbolá.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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