La industrialización en el Perú y el puerto de Chancay

La industrialización en el Perú y el puerto de Chancay

El Perú enfrenta un desafío estructural importante: cerca del 80% de su economía se encuentra en la informalidad, lo que limita el crecimiento sostenible, reduce la recaudación de ingresos fiscales y desprotege a los trabajadores en el acceso a protección social y los derechos laborales. A medida que el país busca integrarse más plenamente en la economía global, es esencial abordar la informalidad, y transformar y potenciar la base productiva del Perú, que actualmente depende en gran medida de la exportación de materias primas, principalmente minerales.
La dependencia de la minería y otros productos básicos ha frenado la industrialización en sectores más avanzados. El país sigue importando una gran cantidad de productos manufacturados y tecnología, lo que ha limitado su competitividad global y la creación de empleos formales de calidad.
Es necesario un enfoque industrial estratégico que fomente la diversificación y el desarrollo de capacidades tecnológicas, tal como sugiere Mariana Mazzucato en su enfoque sobre política industrial, publicada en la revista Finanzas y Desarrollo del FMI de septiembre de este año. No se trata solo de corregir fallos del mercado, sino de moldear mercados que atiendan problemas específicos como la alta informalidad y la dependencia de la exportación de materias primas.
Mazzucato nos plantea que los gobiernos deben reconocer que vale la pena esforzarse por lograr un crecimiento económico solo si es sostenible e inclusivo. El crecimiento tiene un ritmo, pero también una dirección. Para abordar el cambio climático, debemos prestar atención a ambos. Sin crecimiento, no hay empleos; sin dirección, los empleos pueden contribuir al calentamiento global.
En este contexto, el puerto de Chancay se presenta como una pieza clave para el desarrollo industrial del Perú. Este proyecto, actualmente en construcción, cuenta con una inversión inicial de 1,300 millones de dólares (un quinto del costo de la refinería de Talara) y se espera que supere los 3,500 millones de dólares en fases futuras. Busca mejorar la infraestructura logística del país y ser el principal nodo logístico para el comercio y la industria, facilitando las exportaciones hacia Asia. El puerto, liderado por COSCO Shipping Ports Limited y la empresa peruana Volcan, permitirá una reducción de costos logísticos entre un 30% y 40% y una disminución en los tiempos de tránsito entre Perú y Asia de 35 a 23 días, lo que reducirá los fletes.
Aunque el puerto de Chancay mejorará el acceso a los mercados internacionales, el desafío radica en cómo aprovechar esta infraestructura para impulsar la industrialización y crear empleos formales en sectores clave como en el parque industrial de Ancón, cerca de Chancay. El director general del proyecto, Jiang Wei, comenta que se espera que la construcción termine dentro de este año.
La política industrial moderna tiene un gran potencial para poner a los países en un camino diferente, pero solo si orienta la inversión, la innovación, el crecimiento y la productividad en torno a objetivos audaces en materia de clima e inclusión.
En esta perspectiva, el gobierno peruano debería promover la convergencia entre la inversión pública y privada en la agroindustria y la manufactura avanzada, junto con las tecnologías emergentes, generando empleo formal y reduciendo la dependencia de la minería. El puerto de Chancay debe servir como un facilitador de esta transformación, comenzando a integrar a empresas peruanas a cadenas de valor globales.
Son necesarias políticas públicas activas que fomenten la innovación y la creación de valor agregado, que apoyen a las empresas locales y que también atraigan la inversión extranjera que impulse el desarrollo tecnológico y la diversificación industrial del Perú. Siendo fundamental la cooperación entre el sector privado y el Estado, con un enfoque orientado a la modernización productiva y la reducción de la informalidad.
El puerto de Chancay representa una gran oportunidad para integrar esta infraestructura en una estrategia más amplia de industrialización. El Perú debe ser capaz de aprovechar este tipo de inversiones para fortalecer su industria, crear empleos formales y reducir su dependencia de las materias primas. Solo así podrá aspirar a un crecimiento más inclusivo y sostenible en el largo plazo.
En conclusión, la clave para el futuro industrial del Perú no radica únicamente en la infraestructura, sino en cómo esta se utilice para fomentar la diversificación y el desarrollo de sectores productivos formales. El puerto de Chancay es un paso importante, pero debe ir acompañado de políticas industriales bien diseñadas para comenzar a transformar realmente el panorama económico del país y mejorar la calidad de vida de su población.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.