La marcha del golpismo
La marcha del golpismo
El 19 de julio pasado no será recordado por el éxito de la “Toma de Lima” sino por el brillante trabajo de los efectivos de la Policía Nacional del Perú en su estrategia antimotines, y por la firme determinación de la ciudadanía de no apoyar las consignas políticas de un grupo radicalizado.
Porque la “Toma de Lima” es hoy, la única plataforma de lucha que tiene la izquierda radical para volver a tomar el poder. Saben que les será sumamente difícil volver a ganar una elección, y por ello insisten en esta campaña desestabilizadora, junto a las demás facciones políticas funcionales a su agenda; diciendo que lo hacen por la democracia, cuando en realidad, evidencian su desesperación por la salida de su líder, el golpista Castillo.
En su frustrada marcha nacional, enarbolan pedidos como: Que el gobierno renuncie, que se cierre el Congreso, que se convoque a una Asamblea Constituyente, e invocan a los dirigentes a derrocar una supuesta dictadura para imponer ellos la suya. Porque entendamos que a las masas de la “Toma de Lima” no las mueve la izquierda caviar (aquella que ha sabido subirse al coche con Verónika Mendoza y compañía), sino la izquierda radical, aquella que no pide adelanto de elecciones, sino la subversión del Estado reponiendo a Pedro Castillo, e instalando su Asamblea Constituyente.
La Toma de Lima no es una marcha por la construcción de colegios, carreteras, hospitales, etc., es una venganza contra la democracia, aquel sistema que, aunque imperfecto, no permitió que Pedro Castillo imponga su dictadura porque las instituciones no sucumbieron, resistieron; pero hoy los golpistas intentan por la fuerza y el temor, hacerse de nuevo del poder que perdieron.
Por eso esta será recordada como la Marcha del Golpismo.
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