La noche (de los tiempos)
La noche (de los tiempos)
Cuando en las Liaisons Dangeureuses (relaciones peligrosas) de Choderlos de Laclos, la marquesa de Merteuil, responsable de la muerte del Vizconde de Valmont y la señorita de Tourvel a causa de sus pérfidas intrigas, asiste a su palco de la ópera, el teatro entero empieza a pifiarla y esta tiene que retirarse(la marquesa es castigada con una terrible suerte, contrae la viruela) . La novela epistolar es del siglo XVIII y toca, entre varios temas, la condena social de unos libertinos. Ya en la vida real, según narra Stefan Zweig, María Antonieta, reina de Francia, sufre una suerte parecida al de la marquesa en su palco de la ópera (Un rayo en el teatro rococó). Esta vez no hay pifias por respeto a la corona, sino silencio. Ante los aplausos de la reina que antes era seguido por toda la concurrencia para con la obra, sus aplausos quedan solitarios ante la severa mirada de la propia nobleza. Esto significa que hay sanción social por una serie de razones en todas las épocas. Unas son silenciosas, con la ley del hielo, otras ruidosas y desenfrenadas que terminan en agresión y muerte, como cuando los piquetes revolucionarios encontraban a algún noble en la calle y, luego de apalearlo, lo colgaban de un farol. El incidente violento que tuvo la pasada madrugada del domingo la congresista Patricia Chirinos en el bar La Noche, de Barranco, tiene de ambas. La pifia y los insultos, más el vaso de vidrio lanzado a la mesa donde esta se encontraba, si bien tan espontáneo como encontrar a un aristócrata en la calle y colgarlo de un farol, es un acto de agresión violenta inaceptable en un mundo civilizado. ¿El problema es si nos encontramos en un mundo civilizado? Pues no lo estamos. Cuando en el mundo occidental se promueve la mutilación humana en aras de una pretendida libertad de género desde la más temprana edad, es que hemos tocado fondo. Cuando se votan leyes que amparan el derecho de los maestros a no comunicarle a los padres de familia sobre los problemas o las decisiones de índole sexual de sus hijos en el colegio, es que hemos tocado fondo. Cuando se permite y fomenta el asesinato de un nonato hasta los 7 u 8 meses de embarazo, es que hemos tocado fondo. Cuando en las Olimpiadas dos hombres que se creen mujer terminan disputando medallas de boxeo femenino, luego de aporrear a las competidoras del sexo opuesto, es que hemos tocado fondo. Cuando el mérito cede el plazo ante las cuotas, es que hemos tocado fondo. Y son precisamente todos aquellos o la mayoría de ellos los que en el bar La Noche de Barranco creen en ese fondo los que se atreven, al amparo de la libertad de expresión que ellos censuran en los que no creen en la noche de los tiempos, los que “protestan” contra una congresista de ideas contrarias. Dicen que “no los representa”. ¡Claro que no los representa! Representa al Callao. ¿Acaso los niñatos votaron por ella? ¿Creen en sus ideas? No. ¿Eso les da derecho al amparo del anonimato de la multitud para discriminarla porque no les gusta su forma de ser ni sus votos en Congreso? Pues ellos creen que sí, que son mejores que ella, porque no es de su “clase” ni tiene su “moral superior”. El bar debería se clausurado por la Municipalidad. Es inseguro para quien es diferente a la pandilla que lo frecuenta.
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