Lamentablemente para el país y la institucionalidad democrática Dina Boluarte no es trigo limpio y el incuestionable desajuste de sus cuentas personales puede llevarnos a una nueva y terrible crisis de gobernabilidad. Pero, con la cabeza fría, desde ahora hay que medir las consecuencias.

Aunque sea reiterativo mencionarlo la señora Boluarte viene de una condición social y económica bastante modesta. El mayor logro de su vida política antes de las elecciones fue ocupar un cargo de tercer nivel en la oficina del Reniec en el Ovalo de Higuereta, Miraflores, además de pertenecer a la directiva del Club Apurímac, un centro social provinciano bastante sencillo.

Durante la campaña electoral, sin embargo, emergieron denuncias graves por su rol como cajera de Perú Libre, el partido del prófugo Vladimir Cerrón y sus aparentes vínculos con la mafia de los Dinámicos del Centro, varios de cuyos miembros están siendo procesados.Pese a qu

e Boluarte tenía todos los indicios de ser parte de la organización delictiva fue salvada de una sólida acusación constitucional por el Congreso de la República en razón a que se le necesitaba como sucesora legal del golpista Pedro Castillo. Desde entonces ha venido haciendo un gobierno discreto y mediocre que, a trompicones, le ha dado continuidad al sistema democrático aunque sus antecedentes ideológicos y de manejos económicos nada santos no se han borrado.

Peor todavía, de un momento han saltado dos temas graves: de un lado el de sus relojes Rolex, que no pasarían de ser una observación de doble moralina sistémica, si no fuera por sus propias respuestas enredadas (“son de antaño”) y porque parece evidente que fueron “regalos” de fuentes sospechosas; aparte de que la fiscalía ya ha abierto una investigación que puede terminar en acusación constitucional.

Y del otro lado es demoledora la denuncia de que Dina recibió 1,1 millones de soles de origen incierto entre el 2016 y el 2022 según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).

Claramente detrás hay alguien que está removiendo mañosamente las cuentas nada claras de la presidente y está jugando en pared para intentar una vacancia presidencial. Un juego macabro porque adelantar las elecciones con los mismos JNE, ONPE, Reniec y más de 30 partidos sería un suicidio. ¿Apuntalarla con todo pese a las denuncias? ¿Lanzar al país al caos? Grave responsabilidad para la centro derecha que neciamente no quiere unirse mientras los caviares resucitan y la extrema izquierda complota. ¡Reaccionemos ya!

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