Las reformas políticas son primero

Las reformas políticas son primero

Hace tiempo, vengo sosteniendo que apoyar un adelanto de elecciones al estilo caviar, sin priorizar reformas políticas y bajo la cobertura de los mismos directores de un sistema electoral cuestionado, es un acto pleno de sometimiento, sea quien sea, líder o partido político. Un adelanto de elecciones no garantiza que la gestión del próximo gobierno sea mejor a la gestión actual de Castillo. Yo sería el primero en aplaudir el adelanto de elecciones si supiera que contamos previamente con las reformas necesarias.
Insisto en que esta campaña de adelanto de elecciones obedece a consignas políticas, especialmente a intereses de grupos como el Partido Morado, que lidera el colectivo ciudadano “La propuesta”, quienes ardorosamente y de manera irresponsable, claman por un adelanto de elecciones. Nada impide por ejemplo que figuras como el recientemente liberado Antauro Humala calce en el imaginario popular como presidenciable.
¡Necesitamos bregar por una profunda reforma política, antes de pensar en nuevas elecciones! Bajo ese objetivo, al igual que otros colegas parlamentarios que impulsan reformas políticas y electorales, he presentado lo propio: la ley que prohíbe que sentenciados por corrupción sean dirigentes de partidos políticos (Proyecto de Ley Nº 1142); que no existan más tribunos caducos en el Tribunal Constitucional (Proyecto de Ley Nº 007); la regulación de la suspensión presidencial en el reglamento del Congreso (Proyecto de Ley Nº 2694); que ya no sea el Colegio de Abogados de Lima quien elija a un miembro del Jurado Nacional de Elecciones, sino que sea a nivel nacional (Proyecto de Ley Nº 0509); que sea el Congreso quien apruebe ampliación de Estados de Emergencia; la presentación de un texto sustitutorio en el proyecto de bicameralidad; entre otras iniciativas legislativas que espero sean aprobadas para que, de ocurrir unas elecciones adelantadas, representen un cambio genuino y no un mero acto de populismo.
No entreguemos al país a una nueva incertidumbre política. Que el remedio no resulte peor que la enfermedad.
¡Las reformas políticas son primero!