«Lima la hambrienta»: 43% de la población con desnutrición
«Lima la hambrienta»: 43% de la población con desnutrición
La otra cara de la recesión, que acaba de cumplir un año -desde octubre del 2022 a setiembre del 2023-, es el incremento catastrófico de la población de Lima Metropolitana que presenta déficit calórico (desnutrición) a niveles del África Subsahariana, que alcanza al 43% (4.4 millones), el mayor promedio nacional. En el 2010, esta cifra letal bordeaba el 17.5% de los limeños (1.8 millones). Es decir, la dieta de casi la mitad de los limeños no alcanza las 2.200 calorías diarias que requiere, según el boletín del INEI “Condiciones de Vida” (II trimestre 2023).
“Gobernar es nutrir”, señalaba Luis Alberto Sánchez en el Siglo XX, frase que suena hueca ahora, que el porcentaje nacional de desnutrición se ha situado en 36.3% (12.2 millones), experimentando un incremento de 12% desde el 2014. La dieta nacional, como se conoce, se cubre con la compra de alimentos, autoconsumo (rural), pago en especie o transferencia de instituciones públicas y privadas.
Adelantándose a la noticia de la recesión anual que se develará públicamente el miércoles 15 por el INEI, uno de los líderes del negacionismo del enfriamiento del BCR, Adrián Armas, gerente de Estudios Económicos, confirmó la caída del PBI en el III Trimestre del 2023 (10/11/23), justamente, al día siguiente que el instituto emisor apenas rebajó a 7% la tasa de interés de política monetaria (TPM) dando apenas un “pasito” de 0.25%, tarareando: “un, dos, tres un pasito pa’ atrás María”, como si se tratarán de fans de Ricky Martin. Estas tres leves rebajas de los últimos meses, apenas se perciben en la ventanilla de los bancos. Por ejemplo, el interés anual (promedio) a los créditos de consumo entre setiembre y octubre subió de 51.85% a 52.73% y el crédito a las microempresas no se movió de 42.74% (Informe del Crédito del BCR). Hugo Perea del BBVA señala con candor: “Las tres rebajas consecutivas de la TPM del BCR tendrán full impacto sobre la actividad económica con un rezago de entre ocho y 18 meses” (10/11/23), es decir, en el mediano plazo, cuando estemos todos moribundos, porque en el largo plazo estaremos muertos, como decía Keynes.
Pese a que el viceministro de Economía, Juan Pichihua, con singular valentía, puso en evidencia la inacción del BCR en el Congreso (29/10/23): “Una alta tasa de interés (TPM), obviamente, no es un incentivo para la reactivación”, a lo que Julio Velarde respondió desde Londres con desdén: “No le doy importancia siquiera”, agregando: “Ningún banquero central está subiendo las tasas para afectar la economía”. Cierto, pero la desnutrición galopa sin que se entere el robusto equipo económico.
El ministro de Economía, Alex Contreras, al lanzar el plan Unidos promete: “más ingresos, más empleo y bienestar”, sin embargo, las 25 “balas de plata” presentadas por el MEF, más bien recuerdan las “balas de fogueo” que disparó hace poco el británico Benito Graffagnino en el Bar Molly’s (1/11/23).
Decía Albert Einstein, “En las crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”, pero, nuestras autoridades, reconociendo que es una medida “tosca” elevar la TPM-Velarde dixit (se limitan a seguir el manual) ahorcando el consumo (y de paso la inversión), sin apelar a la imaginación, como si la inflación en el Perú de debiera a un espectacular exceso de la demanda como sucede en otros países.
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