Los delitos de la prensa monopolizada
Los delitos de la prensa monopolizada
Nunca como hoy se ha hecho visible el objetivo de la monopolización de los medios de información, prohibida por el artículo 61 de la Constitución y responsabilidad del Estado impedirla, sin que ninguna autoridad fiscal o gubernamental haya hecho nada por deshacer los entuertos monopólicos de la prensa nacional por parte del grupo de poder extranjero que está dominando el Perú a través de sus testaferros nacionales.
Tendrán que dar cuenta por esta grave omisión que tiene connotación de complicidad en graves crímenes de Estado: delito contra la fe pública por uso de la prensa para engañar a la población en asuntos políticos, económicos, sociales, culturales, educativos; encubrir la corrupción gubernamental y de sus cómplices; legitimar la corrupción fiscal y judicial; difundir en favor de la población los actos de abuso del poder, de genocidio y crímenes de lesa humanidad del presidente, ministros, funcionarios y de ONGS operadoras del plan globalista de colonización del Perú; lo que hace coautores de estos graves delitos a propietarios de medios y periodistas al servicio de esta organización criminal de traición a la Patria.
Vergonzosa comparsa de defraudación de la población peruana, han demostrado los medios monopolizados y pagados por el gobierno, con un despliegue de titulares y entrevistas denunciando un inexistente golpe de Estado por la declaración de vacancia presidencial por incapacidad moral, a pesar de que el artículo 113.2 de la Constitución lo establece como deber del Congreso.
La aparición de candidatos presidenciales “líderes antigolpe” rasgándose las vestiduras y convocando al pueblo a salir a las calles porque su mentor en el poder de “apoyarlos”, no importando delincuente, había sido vacado, sólo demuestra las carencias éticas de personas que no sólo adolecen de la misma incapacidad moral, sino que han demostrado ser parte del mismo concierto delictivo internacional que pretende seguir dominando el Perú. Otros candidatos, que pertenecen encubiertamente al mismo concierto criminal, han guardado astuto silencio.
Una penosa marcha de personas manipuladas por una prensa delincuencial y otras tantas pagadas para simular una protesta, han dado la nota más baja de la profunda crisis moral en que se encuentra nuestro país. Un joven yace muerto sobre el pavimento, su madre no lo volverá a ver sonreír, el precio de permitir que la opinión pública dependa de las cuentas de los medios.
Terminar con esta corrupción es tarea urgente del nuevo gobierno.