Los jóvenes asiáticos conquistan la educación de Occidente
Los jóvenes asiáticos conquistan la educación de Occidente
La reciente Olimpiada Mundial de Robótica (WRO) 2024 en Turquía, que reunió a delegaciones de jóvenes y docentes de 95 países, con la asistencia de padres de familia y altos funcionarios de educación, mostró una tendencia notable: muchos estudiantes de colegios occidentales presentan rasgos asiáticos. Este fenómeno refleja el impacto de la migración de ingenieros con sus familias y nos invita a analizar las dinámicas sociales y tecnológicas que lo explican.
En países como China, Corea del Sur y Singapur, la inversión sostenida en educación ha priorizado áreas fundamentales como ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (STEAM). Gracias a esta estrategia, estas naciones destacan en evaluaciones globales, como la prueba PISA de la OCDE, que recientemente incorporó la medición de competencias computacionales. Hoy, Singapur no solo ocupa el primer lugar en dicha evaluación, sino que también lidera el Ranking de Competitividad Mundial 2024.
Cuando profesionales altamente calificados, como ingenieros y científicos de Asia, emigran a países desarrollados de Occidente, suelen hacerlo junto a sus familias. Esto implica que sus hijos, al integrarse en sistemas educativos occidentales, destacan rápidamente por su disciplina cultivada desde una cultura que prioriza el esfuerzo y la excelencia académica, lo que les permite sobresalir en distintos escenarios.
Según datos del Banco Mundial (2021), esta dinámica no solo resalta las carencias en los sistemas educativos occidentales, sino que también revela una falta de inversión en la formación de habilidades tecnológicas y científicas que demanda el mercado global actual.
El éxito asiático radica en currículos rigurosos, programas de formación docente efectivos y la implementación de tecnologías avanzadas en el aula. Un ejemplo destacado es el uso del smartphone como herramienta de aprendizaje: en Asia, estos dispositivos no son solo medios de comunicación, sino plataformas adaptadas al ritmo de los estudiantes, que permiten potenciar la educación y desarrollar habilidades propias de su condición de nativos digitales desde temprana edad.
En el Perú, fuimos pioneros a nivel mundial en la introducción de la robótica construccionista, según el científico social Seymour Papert del MIT. Esta innovación se implementó a través de la licitación pública 0596-ED INFOESCUELA (1996-1998) durante la gestión del ministro de Educación, ingeniero Domingo Palermo. Los resultados fueron evaluados internacionalmente por el MIT y la Universidad de Fresno, y, a nivel nacional, por la PUCP y GRADE. Esta experiencia fue documentada y difundida en varios idiomas por Discovery Channel, que visitó el Perú en el año 2000.
A pesar de los resultados, el gobierno de Toledo lo sustituyó por el proyecto Huascarán. Años después, en el 2007, durante la gestión del ingeniero Antonio Chang, ministro de Educación, volvió a expandir INFOESCUELA en costa, sierra y selva. Durante el gobierno de Humala se redujo significativamente la inversión en robótica construccionista, a un promedio de 15 colegios de secundaria llamados emblemáticos y, después, de alto rendimiento. Esto permitió la participación de colegios públicos y privados en la WRO, donde el clásico más frecuente fue entre los colegios Presidente del Perú y el Roosevelt.
En la última década, solo han participado colegios privados en las competencias internacionales porque los colegios públicos, que fueron los pioneros en robótica construccionista (1996), no cuentan con material de robótica actualizado, salvo la UGEL Chucuito Juli de Puno. Esta realidad contrasta con el éxito de los modelos asiáticos, europeos, norteamericanos, canadienses y de Centroamérica, que se reflejó en la reciente WRO Asia-Pacífico, donde participó Venezuela con 100 equipos, Panamá y Costa Rica con un aproximado de 60 equipos y Perú se presentó con 5 equipos, todos de colegios privados.
Esto evidencia la importancia de implementar políticas educativas innovadoras que prioricen la formación en STEAM, dado que distintos estudios concluyen que la mayoría de niños y jóvenes que participan de estas competencias suelen convertirse en ingenieros, hoy la profesión más valiosa.
Invertir en educación no es una opción, sino una necesidad urgente para el desarrollo sostenible del Perú. Es hora de potenciar nuestras experiencias innovadoras para que las nuevas generaciones cuenten con las herramientas necesarias para enfrentar un mundo cada vez más digitalizado y competitivo.
Mi experiencia de 30 años en el mundo de la robótica articulada a aprendizaje de matemática, comunicación y ciencias me lleva a concluir que los ministros de Educación, en su mayoría, deberían ser ingenieros. El próximo destino de la WRO Asia-Pacífico 2025 se dará en Singapur, donde se prevé la participación de 100 países. Ojalá que los niños y jóvenes peruanos de colegios públicos vuelvan a participar a través de apoyo privado o público.
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