Los libros pueden saciar tu hambre espiritual

Los libros pueden saciar tu hambre espiritual

La paz del espíritu es esencial, ya que brinda tranquilidad, serenidad y equilibrio. Permite tomar decisiones objetivas, al contar con una mente flexible que puede prever las consecuencias de los actos humanos. En contraste, una mente perturbada está dominada por impulsos que prevalecen sobre la razón y el corazón. Por estas razones, los libros nutren el interior de las personas, llenando sus pensamientos y percepciones de ideas positivas, como si fueran un tanque que se va llenando lentamente.
Leer es fundamental. Abre la mente y te hace sentir gratificado; además, aumenta el conocimiento y la sensibilidad, permitiendo que te aprecies a ti mismo y a los demás. Uno de los primeros libros que recomiendo es la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Al leerla, puedes ver reflejadas tus propias vivencias, lo que proporciona mucha tranquilidad. La Biblia otorga fuerza para tomar mejores decisiones; en particular, sugiero los Salmos, Eclesiastés, Deuteronomio, Mateo, Juan y las cartas de Pablo. La palabra está llena de riqueza espiritual, algo que el ser humano necesita. Sin importar si estás alegre, triste, preocupado o pasando por momentos difíciles, la palabra alimentará tu mente para que tomes las mejores decisiones en la vida. Si no lo crees, inténtalo; ten la certeza de que no serás defraudado, sino plenamente satisfecho.
Otro libro que sugiero es el conocimiento de la Constitución Política del Perú o de otros países. Conocer cómo funcionan los derechos, deberes y obligaciones, así como los poderes del Estado y los derechos fundamentales de la persona (como el derecho a la vida, al trabajo, a la salud y a la educación), es importante. No es necesario estudiar derecho para comprender estos temas; cualquiera, desde un operario hasta un funcionario, debería conocer estas normas, ya que son parte de la cultura y educación de la sociedad. Si las familias y las escuelas no fomentan el conocimiento de las instituciones, nos hundiremos en la ignorancia, y eso no lo debemos permitir. Debemos fomentar la lectura a través de la televisión, la radio, los diarios y los videos.
Recuerdo que, cuando era estudiante de derecho, tuve la oportunidad de almorzar en un barco de bandera chilena. El personal, conocido como “vaporinos”, y yo conversamos sobre todo tipo de temas: política, economía, educación y cultura. Desde pequeños, tanto en sus hogares como en sus escuelas, se les había inculcado el hábito de la lectura. Algo similar sucede en Cuba, donde la educación es fundamental y hasta un operario o chofer puede conversar de cualquier tema, haciendo más ameno el viaje.
Otro tipo de libros importantes son los de autoayuda, como Tus zonas erróneas, Todo lo que tienes que saber sobre la vida o La vaca. Muchos peruanos tienen una baja autoestima, y libros como estos pueden ayudar a enriquecer el espíritu, desarrollando una cosmovisión crítica de la vida. Como dice un pensamiento: “Basta un minuto para ser un héroe y toda una vida para ser un hombre de bien”. Esto significa que, si bien es fácil sobresalir en un momento de crisis, formar personas de bien es un proceso de toda la vida. Inculcar valores como la lealtad, el respeto y la fidelidad desde la infancia, y tener ideales en la juventud, es clave para lograr una madurez que te permita disfrutar de una vejez plena y ser recordado por tus buenas acciones.
Las luchas fundamentales para acceder a la lectura son el analfabetismo y la tuberculosis, ya que sin salud no se tiene nada. Por ello, tanto el Estado como los privados y ONGs deben colaborar con la educación y la salud para formar personas útiles a la sociedad. Concluyo con esta reflexión: “Un hogar sin libros es como un jardín sin flores”.

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