“Llegará el día que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde”, dijo G. K. Chesterton, escritor, periodista y filósofo británico, considerado una de las mentes más prolíficas en literatura y política del siglo XX. Cuánta verdad hay en esta frase, que se vuelve hoy más palpable que nunca en nuestra nación.
Como comentaba hace unas semanas, la Comisión de Justicia del Congreso de la República aprobó por mayoría establecer la “unión civil”, en simples palabras: un matrimonio homosexual encubierto, y la primera piedra antes de “progresar” hacia la adopción de menores, quitándoles a estos el derecho a tener papá y mamá. Esto no es especulación, sino que es parte de las declaraciones del propio autor del proyecto de ley (2803/2022-CR), el congresista Alejandro Cavero, en una entrevista en un medio de comunicación.
Quienes piensen que esta propuesta de ley es una “herramienta bondadosa”, como dijo el exministro de Educación Daniel Alfaro respecto a la ideología de género, están rotundamente equivocados. Detrás de las buenas intenciones de regular el patrimonio entre dos personas del mismo sexo, se esconde toda una agenda perniciosa que comprendería, a futuro, no solo la adopción de niños, sino que, producto de la influencia de dos “padres” del mismo sexo, conllevará a facilitar el camino al “cambio de sexo” y/o hormonización de menores, así como la mutilación o modificación de miembros genitales sanos.
Esta película ya la están pasando en otros países, como Canadá y también países de Europa. En el Perú, aún estamos a tiempo de detener esta barbarie desde la posición que tengamos en la sociedad y el Estado.
Como ciudadano, yo te invito a unirte a la “Marcha por la Vida y la Familia” convocada para mañana, sábado 7 de diciembre, a partir de la 1 p. m., en la Plaza San Martín, con destino hacia el Congreso. Marchemos juntos para decir: ¡No a la Unión Civil! Allí nos vemos.

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