Maricones y beatos

Maricones y beatos

Cuando no se tiene talento alguno y tampoco las ganas de estudiar, pero sí una familia dispuesta a pagar costosas pensiones de enseñanza en una prestigiosa universidad particular, se puede pertenecer al fandango de una carrera interesada en convertir a adolescentes confundidos en activistas radicales de una ideología totalitaria, a falta de mejores contenidos. La repudiada publicidad de un grupete teatral no tenía como objetivo concretar la profunda vocación artística de sus integrantes, sino provocar al reducido número de creyentes católicos que solía enfrentarse, ante la indiferencia general, a los insultos de aquellos que hacen del ateísmo militante una religión laica, instrumento del conocido comunismo gramsciano que ataca la cultura de la sociedad para desnaturalizar su identidad y así poder dominarla, sustituyendo los valores sobre los que ha sido construida.
Paradójicamente, para la izquierda intelectual, todo aquello que pueda considerarse ofensa o irrespeto para uno de sus grupos sociales sobreprotegidos debe ser sancionado, no solo prohibido. En esa lógica han desaparecido los programas cómicos, pues hoy es inadmisible cualquier burla al viejo, al homosexual, al negro, al serrano, al tonto, al gordo. Así, fueron prohibidos personajes como la Paisana Jacinta y marcas inocuas como la mazamorra La Negrita. Los ciudadanos, en general, aprendimos a callar nuestras opiniones por miedo al bullying de los radicales; y los políticos, incluso los de derecha, optaron por buscar la aceptación de las izquierdas para evitar ser denominados ultras, ser vetados en los medios, ser marginados en la academia y en el Estado.
A contramano con la jurisprudencia constitucional y el derecho comparado, el bando woke considera que el insulto a los elementos sagrados del catolicismo, religión que odian, es una inocente manifestación, plenamente protegida por la libertad de expresión; mientras que decir, por ejemplo, que un hombre no se convierte en mujer tan solo por autopercibirse como tal, debe ser penalmente sancionado por ser ¨discurso de odio¨. Es más, los mediocres que se escudan en las minorías sexuales para burlarse de la Virgen María son conscientes de que la inmensa mayoría de homosexuales aspiran legítimamente a normalizar sus relaciones y sentimientos, por lo que rechazan su instrumentalización por parte de los gramscianos, que solo buscan generar conflictos y contradicciones para expandir su ideología. Los extremistas con su “María Maricón” han puesto de manifiesto que los intereses del colectivo político LGTB son contradictorios con las necesidades de las personas que supuestamente representan; además, al producir una multitudinaria reacción de los peruanos en defensa de la Madre de Jesús, ha quedado demostrado que los católicos hemos perdido el temor que antes nos impedía defender nuestras creencias ante el ataque y la burla de los neocomunistas. La Facultad de Artes Escénicas ha hecho historia.

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