La economía circular ha ganado un aliado en este primer semestre de 2024. Se trata del mercado de ropa de segunda mano, gracias a la apuesta de varias empresas y sus seguidores por comprar estas prendas.

Aunque se sabe que las tiendas que venden ropa de segunda mano son populares, cada vez más marcas de moda se integran a esta tendencia de diversas maneras: permiten a sus compradores devolver la ropa usada a cambio de un vale y luego vender la ropa en su propio sitio web.

Para fines de 2023, tiendas como Zara y G-Star ampliaron su plataforma de segunda mano en los Países Bajos. H&M vende su propia ropa gastada, al igual que Zalando, Tommy Hilfiger, Fabienne Chapot, Studio Anneloes, Preloved, entre otras.

Los consumidores entre 18 y 29 años, cuyo espíritu amigable con el entorno contribuye a reducir las emisiones de carbono a la atmósfera y la contaminación de ríos y mares, apuestan por esta buena alternativa. Además, se evita el cultivo excesivo de materias primas, como el algodón, el lino o el cáñamo.

Según la página Sostenible o Sustentable, cerca de un millón de toneladas de ropa se reciclan cada año en España. Es por ello que este país alienta esta propuesta de darle una segunda oportunidad a las prendas de vestir, al estrenar en 2023 un servicio municipal gratuito de recogida de ropa a domicilio en Barcelona. Esto facilita que los ciudadanos gestionen adecuadamente la ropa vieja o que ya no usan.

Hay que recordar que estas acciones son parte de una estrategia de sostenibilidad en varias empresas, porque saben que existe un mercado en crecimiento y apuestan por tomar una parte de él. Así lo sostiene Bauwens de la Universidad Erasmus, quien afirma que este es un mercado en incremento.

Es por ello que H&M fue una de las primeras en ofrecer vales de descuento a cambio de un mínimo de 5 prendas usadas sin que sean de su marca (serán recicladas). Por esta acción, el cliente recibe un cupón de descuento del 15% para la compra de 3 nuevas prendas de H&M. Mango también da descuentos en futuras compras, a cambio de ropa usada de su propia marca y adquirir una nueva prenda.

Sin embargo, para otras empresas, la ropa de segunda mano requiere mayor cuidado y costos adicionales para su limpieza. Además, no detiene la producción, que crece cada año, lo que impide un balance adecuado.

Si se toma en cuenta que muchas prendas contienen materiales de duración corta, es difícil que puedan soportar una segunda oportunidad. Las cifras lo explican: más del 80% de la contaminación marina está compuesta por microfibras de la industria textil.

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