Minería, ¿separando la paja del trigo?

Minería, ¿separando la paja del trigo?

La minería aporta cerca del 11% al PBI del Perú. Ancestralmente somos un país rico en minerales, entre los primeros del mundo. Nuestro capital humano es también excepcional. Un círculo virtuoso que lamentablemente está desaprovechado. Esta noble actividad es hoy un pozo de conflictos desbordado y no parece haber luz al final del túnel. Enumere la maraña que tenemos:
Minería formal, grandes empresas que aportan sustantivamente al erario nacional. Tiene negro pasado, destruyó valles, como en Moquegua, y envenenó poblaciones. No ocurre más, pero es un pasivo que ha creado un fuerte sentimiento antiminero en las poblaciones concernidas. Además, los grupos de izquierda y extrema izquierda se apoderaron de las protestas mineras, satanizando a este importante sector productivo.
Está también el grupo minería artesanal, informal e ilegal. Ahí es difícil establecer fronteras porque el informal es ilegal y viceversa, y entre los artesanales ¿hay ilegales? Ante este panorama no puede haber ni hay cifras precisas. Los primeros, según data del Congreso, son 60 mil y los segundos son más difíciles de contabilizar. El guarismo oscila entre 100 mil, 300 mil y 500 mil. Es un mundo ignoto en ese aspecto. Sí sabemos que han depredado varias zonas del país. El emblema de la destrucción del medio ambiente es el departamento de Madre de Dios. La informalidad minera trae prostitución infantil, tráfico de mujeres y en algunas regiones se asocia a la subversión, al narcotráfico y a la violencia.
Actualmente, los informales han bloqueado carreteras afectando a todos los ciudadanos. Desde hace cinco días han capturado también la avenida Abancay y el acceso al Congreso.
En el 2017 se creó un régimen para formalizarlos, el REINFO. Un fracaso. Del abultado número que son, hay aproximadamente 11 mil formalizados. Sucesivos gobiernos han alargado el plazo de vencimiento del REINFO. Las actuales protestas son para que se vuelva a extender el periodo de formalización.
El gobierno presentó el proyecto de Ley de la minería artesanal y pequeña minería, Ley MAPE. Prolongaba 6 meses el inservible REINFO y de ahí el Ministerio de Energía y Minas formalizaba y empadronaba, sacando del juego a las direcciones regionales, que son fuente de corrupción y de lenidad. Saltaron los informales y jugaron al todo o nada: se extiende el REINFO, usando la violencia y el cierre de vías. Chantaje. El Congreso acusó a Rómulo Mucho, exministro de Energía, de haberse demorado demasiado con la propuesta. Lo censuraron inútilmente. Ahora estamos en cero.
No se escuchó del Parlamento un planteamiento creativo, novedoso, consensuado para acabar con este embrollo. Asustados por la bola de nieve en curso, la comisión de Energía del Legislativo prolongó ayer el REINFO por 6 meses más. ¡Plof! Una auténtica bomba de tiempo. Muchos parlamentarios tienen vínculos con la minería informal/ilegal. Antauro Humala también. La razón del boom minero es demasiado simple: extraer mineral da muy buenos ingresos; además, los informales tienen la ventaja de no pagar impuestos. Pero un buen número de peruanos vive de ello.
Bajarse al ministro no resuelve nada. Todo lo contrario. El Congreso arrinconó al gobierno y le dejó un presente griego. El Perú está totalmente concesionado; dicen que incluye a la plaza de Armas de Cusco. Hay ‘lotes mineros’ que se superponen. Un pandemónium que desestabiliza más al débil gobierno.

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