Olimpiadas de Robótica Asia-Pacífico: innovación y desigualdad en la educación peruana

Olimpiadas de Robótica Asia-Pacífico: innovación y desigualdad en la educación peruana

Los días 7 y 8 de septiembre, en la sede de San Isidro del Colegio de Ingenieros del Perú, se desarrollaron las eliminatorias de la Olimpiada Mundial de Robótica (WRO) 2024, donde compitieron más de 160 equipos.

Esta competencia permitió seleccionar a las delegaciones que se enfrentarán este año en la competencia regional en Puerto Rico (octubre) y el mundial en Turquía (noviembre), que convocará a niños y jóvenes de 90 países.

El evento destaca tanto los avances como los desafíos que enfrenta la robótica construccionista en los aprendizajes en aula, donde aún se mantienen prácticas memorísticas en lugar de explorar, investigar y solucionar problemas.

Una de las circunstancias más interesantes de este evento clasificatorio, más allá de su relevancia digital e inclusión de la inteligencia artificial, fue el ambiente de convivencia entre los participantes. Durante dos días, los estudiantes (360 el primer día y 120 el segundo), sus padres, entrenadores, directores y empresarios compartieron el mismo espacio en largas jornadas, de 12 horas, como si estuvieran en una burbuja.

A pesar de algunas discrepancias propias de la interpretación de las reglas internacionales, las diferencias fueron resueltas de manera cordial, destacando cómo la educación y el trabajo en equipo son una vía para generar un ambiente de respeto mutuo y cooperación, que ojalá se diera con más frecuencia en las aulas.

Los estudiantes provenían principalmente de colegios privados de todos los sectores. Sin embargo, cabe resaltar la presencia de los equipos patrocinados por la empresa minera Cerro Verde, que incluyó a estudiantes de colegios públicos del ande de Arequipa, de los cuales 3 lograron clasificar al mundial.

Esta intervención de la empresa privada llena un vacío dejado por el Estado, que, a pesar de haber iniciado la robótica educativa hace 30 años, ha desatendido su desarrollo en los últimos 15 años. Esto, a pesar de que en la próxima prueba PISA se incorpora la evaluación del pensamiento computacional.

La robótica educativa en el Perú comenzó en el sector privado en 1994 y se extendió al sector público entre 1996 y 1999, bajo un proyecto conocido como INFOESCUELA. El científico social Seymour Papert, quien representa la bisagra de la era analógica con la digital, respaldó en carta enviada al ministro de Educación de ese entonces la importancia internacional de este proyecto evaluado por el MIT y la PUCP.

Después del proyecto de robótica 2008-2009 del MINEDU, los sucesivos gobiernos suspendieron esta exitosa experiencia peruana, la misma que ya se había extendido en el mundo a través del Discovery Channel, que estuvo en Lima y Ayacucho en el año 2000. El Estado dejó de capacitar a los docentes en el uso de materiales digitales para la enseñanza a través de la robótica construccionista, la cual sintetiza el desarrollo científico y tecnológico de la humanidad, pese a los significativos resultados. Se dejó de invertir en actividades digitales de última generación para primaria, secundaria y capacitación docente.

En el 2018, el MINEDU evaluó a los docentes en competencias tecnológicas y digitales y concluyó que únicamente el 10% de profesores disponía de esas capacidades.

Si bien el patrocinio privado es una herramienta valiosa, la intervención del Estado sigue siendo fundamental. Un sistema educativo que dependa únicamente de las empresas privadas para cubrir sus deficiencias es insostenible y no garantiza la equidad en el acceso a la educación de la era digital de todos los niños sin excepción.

El evento también dejó claro que las universidades peruanas no están aprovechando todo el potencial de la robótica construccionista (construcción y programación para el desarrollo de competencias tecno-digitales y socioemocionales con práctica de valores) como herramienta educativa.

A nivel mundial, se han consolidado como componentes fundamentales en la educación, básica y superior, la robótica y ahora la inteligencia artificial. Esto fomenta el pensamiento crítico, la innovación y la capacidad para resolver problemas complejos. Sin embargo, en el Perú, estos avances aún no se reflejan en una mayor inclusión de estos temas en los programas curriculares.

El reto para el futuro no solo radica en formar a los estudiantes en estas disciplinas desde una edad temprana, sino también en lograr que las universidades se conviertan en centros de innovación tecnológica que promuevan la robótica como una herramienta para el desarrollo del país.

La activa participación del Colegio de Ingenieros, Cap. Ing. Electrónica, presidido por el Ing. Juan Francisco Madrid, demuestra que ya empieza a preocuparse por la robótica construccionista, que permite romper con la fobia por las matemáticas en la escuela para generar más ingenieros indispensables en la era digital en que vivimos.

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