Petroperú y el desarrollo nacional

Petroperú y el desarrollo nacional

Perú cuenta con reservas de petróleo, pero es importador neto de hidrocarburos desde hace casi diez años, y, por lo tanto, sometido a las fluctuaciones de las cotizaciones internacionales de los precios del petróleo; actualmente, el Perú importa el 80% de su consumo, por lo que su impacto en la economía es altamente negativo.

El petróleo es un commodity y ha estado oscilando últimamente en alrededor de los US$ 80. Ahora ha habido una escalada a partir de las tensiones que han incrementado en el Medio Oriente. Actualmente, el precio del petróleo Brent ronda los US$ 90 el barril y el WTI también, algo que afecta directamente la canasta básica de todos los peruanos, elevando el costo de los hidrocarburos en todo el país.

Petroperú, que es la empresa estatal que juega un papel crucial en asegurar el suministro de combustibles y otros productos petrolíferos, no puede evitar que el país se vea afectado por la elevación de los precios, principalmente porque sus capacidades como empresa están seriamente limitadas.

Para comprender lo que hoy sucede con Petroperú, debe recordarse que, en 1996, se vendió a Repsol el 60% de la refinería La Pampilla, por 200 millones de dólares. Posteriormente, en el 2013, Ollanta Humala firmó un contrato para modernizar la refinería de Talara, por 2,700 millones de dólares, proyecto que terminó costando cerca de 6,500 millones de dólares, convirtiéndose en la mayor deuda de Petroperú, que ha llevado a esta empresa prácticamente a la quiebra.

Estos hechos claramente requieren una investigación exhaustiva y han generado que, actualmente, Petroperú plantee una reestructuración económica con la que estamos de acuerdo, que implica mover sus oficinas de Lima a Talara, la reducción de un tercio de su planilla y vender o alquilar (es mejor vender) su edificio principal; hay que considerar que tan valioso como el edificio es su estacionamiento, por encontrarse en el corazón del centro financiero del Perú, del que deberían vender mínimo dos tercios por separado, para incrementar significativamente el valor de la venta.

Es por esto por lo que cuando en el 2022 se decidió que, en el contexto de Petroperú como empresa mixta, pasaría a operar el 100% de lotes petroleros que estaban con contratos por vencer, de alguna manera se buscaba equilibrar la deuda por la refinería que había subido exponencialmente y al mismo tiempo extraer petróleo para reducir los costos de los hidrocarburos en todo el país.

Sin embargo, en el 2024 el gobierno decidió revertir esta estrategia. Ante las críticas y preocupaciones de gremios empresariales y la situación financiera crítica de Petroperú, se optó por devolver al sector privado la gestión de los lotes petroleros I, VI y Z-69 a través de un proceso de licitación en agosto o septiembre de 2024, lo que sin duda hace más difícil la reestructuración de su deuda.

A pesar de estas dificultades, se tiene que tener claro que, a la nueva refinería de Talara, independientemente de la investigación respectiva, hay que sacarle el mayor provecho, se debe considerar que su tecnología permite refinar varios miles de barriles de crudo para producir combustibles con los más altos estándares de calidad mundial, con muy poca incidencia en el medio ambiente y a bajos costos, los cuales podrían reducirse aún más si se priorizara el transporte por vía marítima (como era antes), para que llegue a la población no solo de Lima, sino de la mayor parte del país.

Se debe considerar que Lima es una de las capitales con mayores niveles de polución que existen en el mundo, debido a la calidad de los combustibles que actualmente se consumen, de ahí que necesitamos de un combustible de mejor calidad y a precios accesibles, como el proveniente de Talara.

Como sabemos, la refinería de Talara se encuentra al extremo norte del Perú, casi en frontera con Ecuador, país petrolero, al igual que Colombia, países que deberían ser nuestros proveedores de crudo a menores precios, para lo cual se debería utilizar el Oleoducto Norperuano, ya que ambos países están cerca de sus instalaciones, para lo cual se tendría que ampliar el oleoducto y todo el sistema debe ser puesto en valor.

Al respecto, hay acuerdos provenientes de la Comunidad Andina de Naciones (Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia), como el Proyecto de Integración Energética Andina (PIEA) del 2002, que plantea la Interconexión de Infraestructuras Energéticas, la Cooperación Técnica y Científica, la Integración de Mercados de Hidrocarburos, entre otros puntos.

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