¿Podemos regular la Inteligencia Artificial?

¿Podemos regular la Inteligencia Artificial?

Mucho se ha escrito así como especulado sobre la llamada Inteligencia Artificial (IA) llegándose incluso a afirmar que con esta tecnología se desarrollarán procesos y la IA tomaría decisiones de por sí más rápidas que un ser humano.

Cabe preguntarse entonces, si la promocionada tecnología es capaz de actuar también con el sentido ético a la moral y la consciencia de un humano. Es más, para un jurista le interesa si la IA puede asumir responsabilidad. Esto se puede abreviar con la sola pregunta sobre si la IA puede ser punible, o sancionada así como una pena o castigo en caso de que cause daño a terceros.

Como todo avance tecnológico, tiene algunas ventajas. Sobre todo, para aquellos a los que puede sorprender. No obstante, es discriminatorio su uso o aplicación, por el mismo hecho de que no todos pueden tener acceso a las ganancias que genera.

Como la IA no respeta barreras de fronteras, el primer cuestionamiento que surge para un analista internacional está en el hecho de que afecta la soberanía de un Estado. Su uso por un país más poderoso puede condicionar conductas de consumo, y favorecer de un modo u otro el comportamiento de importaciones o exportaciones. Una direccionalidad en las relaciones internacionales le será permitido a aquel país o empresa que controle de modo más eficiente la IA.

Recordemos que la IA apareció en el escenario con ímpetu casi en forma paralela –casualmente- con la peor pandemia que ha sufrido la humanidad, así como conflictos en que se ha evidenciado enorme crueldad. Además de un costo que distorsiona la economía de mucho país, y una contaminación ambiental descontrolada por el uso de armas y explosivos.

En todo caso, la IA no ha podido controlar el hambre, la migración masiva de refugiados, las enfermedades, así como tanta injusticia que interfiere en las buenas relaciones entre seres humanos.

Todo ello nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de que, paralelamente a que incursionamos y adaptamos tecnología, nos ocupemos también de evitar que con ella se haga daño cuando es usada por bandas delincuenciales. Es decir, buscar formas reguladoras tanto en el marco nacional como en el internacional.

En un país como el nuestro, en que la informalidad es un hecho, que debemos asumir, aun cuando no lo admitamos con facilidad, la tecnología en manos indebidas puede constituir un peligro real

Además de este importante paso que es de responsabilidad del Estado, es igualmente de especial trascendencia el que mejoremos nuestro sistema educativo, especialmente en los aspectos de formación profesional. Una persona que ha tenido acceso a una educación humanista podrá con mayor facilidad usar la tecnología en beneficio de toda la comunidad que integra.

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