¿Qué significa la reciente arremetida ucraniana sobre Rusia?

¿Qué significa la reciente arremetida ucraniana sobre Rusia?

Ha llamado poderosamente la atención de la mayoría de los expertos y analistas internacionales en el mundo la reciente y efectiva incursión de las fuerzas ucranianas en Kursk, territorio de Rusia, el más próximo a la frontera con su vecino en estado de guerra. ¿Por qué razón? Pues es la primera vez que el Estado atacado o invadido, y lo que es peor, víctima de un ataque sin casus belli (sin causa para iniciar una guerra), es decir, Ucrania, ha pasado a la ofensiva, pero esta vez cruzando la frontera del Estado enemigo, o sea, de Rusia.

En otras palabras, el país invadido ha pasado a ser invasor, aunque usted no lo crea, respetado lector. Es probable que la moral de los ejércitos ucranianos, luego de su referida incursión en territorio ruso, se halle al tope, sintiéndose más ganadores que nunca; sin embargo, esa realidad debe ser asumida con objetividad y sin triunfalismos. ¿Por qué decimos todo lo anterior? El ingreso de los ejércitos de Ucrania en suelo ruso –que ha venido recibiendo de Estados Unidos y de los demás miembros de la OTAN apoyo en armamento– no significará en modo alguno que Moscú se muestre inmutable, indiferente o hasta con los brazos cruzados.

Lo más probable es que la osada acción militar de Ucrania suponga, inevitablemente, una respuesta también militar rusa, y ya sabemos que el gobierno de Putin ha sabido capitalizar la confianza del militarismo ruso, volviéndolo su subordinado bajo la estrategia del miedo y la coacción. Es probable que algunas porciones del ejército ruso lleven adelante ciertos desplazamientos para salvaguardar la soberanía de Rusia, lo cual podría contribuir a liberar espacios en favor de Kiev, pero esto sería un escenario de relativo triunfo ucraniano.

La única verdad que domina la guerra entre Rusia y Ucrania es que no hay nada que anuncie que pronto acabará. Los rusos quieren, a cualquier precio, cambiar la geopolítica de Ucrania, y aunque no es descabellado su propósito, nada ni nadie podría asegurar que eso pasará, es decir, que Ucrania territorialmente quede mermada.

Sería para Occidente, con Washington a la cabeza, un duro revés, lo cual francamente tampoco veo desde el realismo político, pues observar a la Casa Blanca de brazos cruzados sería casi lo mismo que haber aceptado ceder ante el poder mundial, en el que los demás actores del sistema internacional añoran ver consumado un nuevo orden mundial dominado por el mundo multipolar que Estados Unidos se resiste a ver consumado.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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