Quebrantamiento del orden democrático
Quebrantamiento del orden democrático
Estamos dejando que un grupo de congresistas sin formación política, ni ética, estén destruyendo el orden democrático de la nación, permitiendo que por sus intereses personales organicen campañas de demolición e inhabilitación de los titulares de los poderes públicos.
Estamos viendo con estupor cómo se insulta, denuncia, y califica indignamente a magistrados que han tenido una encomiable trayectoria en la carrera judicial o fiscal, sin ningún vínculo político, sólo porque supuestamente hicieron algo que va en contra de sus intereses o su “divino criterio”, dado que se sienten dioses del olimpo congresal.
La independencia de los Poderes del Estado, la autonomía funcional de los jueces y fiscales, de Orden Constitucional, quedaron pisoteadas y borradas de facto de la Constitución, por los afanes inhabilitadores de estos congresistas, que ven a los buenos jueces y fiscales como un peligro para sus propias investigaciones o de sus líderes partidarios por casos de corrupción.
El abuso de la facultad de inhabilitar autoridades ha llegado a traspasar la línea en que se convierte en una actividad delictiva, que constituye grave infracción a la Constitución, cuando el móvil es deleznable, como liberarse de un buen fiscal o juez, a cuyo conocimiento llegará el juicio propio, y no se lo podrá amedrentar o comprar, y/o cuando el objetivo es amoralmente político de tomar control del Poder Judicial y del Ministerio Público para que sirvan a los intereses de los partidos que representan.
Las Procuradurías del Poder Judicial y del Ministerio Público deberían formular las denuncias correspondientes, a fin de no permitir el abuso del poder y la flagrancia de delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de deberes de función, contra la administración de Justicia, contra la fe pública, y asociación ilícita para delinquir a fin de tomar control de estas instituciones, quebrando el Orden Constitucional y democrático de la nación.
Pareciera como que uno en el poder puede hacer lo que quiere, ¿verdad?, pero debo decirles a los que tales cosas están haciendo, que tal percepción es un espejismo, y que la vara de la Justicia siempre llega, a veces parece tardar, pero cuando llega es inflexible.
Hacemos votos para que el Poder Judicial y el Ministerio Público asuman la defensa firme de sus propios fueros constitucionales, que es la garantía del Orden Constitucional y de la sostenibilidad de la independencia de la administración de Justicia, base esencial del Estado democrático de Derecho.
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