Renovemos fidelidad a la patria amenazada

Renovemos fidelidad a la patria amenazada

Comienza el 2023 en tensa calma, porque si bien hay signos importantes de recuperación democrática como la toma de mando de nuevos alcaldes surgidos de la voluntad popular, también pesa sobre el país la amenaza de la subversión terrorista que anuncia una gravísima escisión del territorio nacional.

El año pasado fue de lucha sin cuartel. Los demócratas (en especial la auténtica prensa libre) hicimos cuanto fue necesario hasta que cayó el miserable Pedro Castillo al declarar un golpe de Estado que pretendía refundar al Perú a través de la disolución del Congreso y la convocatoria a una constituyente ilegal e ilegítima.

Pero el haber sometido a prisión provisional al infame no garantiza que la confrontación política haya pasado. La primera ola de atentados y movilizaciones de diciembre demostró que el enemigo comunista está mucho mejor organizado y es más peligroso de lo que pensábamos. El intento de volar varios puentes, cerrar carreteras y tomar hasta cuatro aeropuertos en simultáneo revela que son una fuerza estructurada, con coordinación propia de una guerra atípica de “swarming” (o enjambre manipulado clandestinamente por vía cibernética) y con mucho dinero proveniente del narcotráfico. Además cuentan con el respaldo desembozado de los gobiernos del Foro de Sao Paulo: México, Colombia, Bolivia, Argentina, Venezuela, Nicaragua, Honduras y ahora se suma el Brasil de Lula.

En el frente internacional también se debe incluir a la CIDH y a todo el sistema interamericano de falsos derechos humanos que, junto a varias ONG nacionales y extranjeras dominadas por el pensamiento caviar, intentan destruir a nuestras Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional del Perú.

Lo grave, en este contexto, es que por primera vez en más de un siglo se ha introducido la pretensión de desmembrar el territorio patrio y crear una República del Sur de naturaleza espuria y bajo un modelo narco socialista. Eso, bien sabemos, es parte de la estrategia geopolítica forista y del Runasur, pero sobre todo es una forma terrible de someter al Perú a la posibilidad de una guerra civil y hasta a un conflicto internacional. Pruebas de ello fundamentaron nuestra denuncia por traición a la patria, pero la chatura mental de algún miembro del TC declaró que no había “motivación” suficiente.

Hoy veremos si se ha aprendido de las alertas y lanzamos el reto de preservar la fortaleza nacional contra la subversión y en defensa de la patria unitaria, ante la cual los demócratas renovamos juramento de lealtad.