Seguimos retrocediendo en competitividad por mal desempeño como país
Seguimos retrocediendo en competitividad por mal desempeño como país
El pasado día 18, el Instituto Suizo de Desarrollo Gerencial (IMD), en conjunto con Centrum PUCP, presentaron el Ranking de Competitividad Mundial 2024, mostrando una visión de nivel de competitividad de 67 países del mundo, basándose en la evaluación de 20 indicadores en 4 áreas de evaluación: desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura. En este ranking general hemos caído 8 puestos respecto a 2023, del puesto 55° al 63°.
De los 20 indicadores, nuestros peores desempeños ocupando los últimos lugares entre los 67 países evaluados fueron: economía (puesto 65°), infraestructura tecnológica (65°), infraestructura científica (64°), productividad y eficiencia (64°), comercio internacional (62°), marco social (60°), salud (59°), educación (59°) y marco institucional (56°).
Nuestra bajísima competitividad está relacionada principalmente a una deficiente e inconsistente productividad, un serio déficit en infraestructura tecnológica, científica y logística, deficiente avance en investigación y desarrollo, baja calidad educativa y de salud, precaria institucionalidad que posibilita corrupción, lavado de activos, narcotráfico, inseguridad ciudadana e informalidad, y una grave inestabilidad política que limita los negocios internacionales y la inversión privada.
La competitividad determina el nivel de productividad de los recursos humanos y físicos de un país, marca la capacidad internacional de competencia en mercados de bienes y servicios según el desempeño económico, eficiencia, innovación y factores sociales, por lo tanto, es muy peligroso nuestro retroceso porque de la competitividad depende directamente el logro de un crecimiento sostenido, generación de empleo digno, calidad de vida ciudadana y la prosperidad del país.
Con el fin de fomentar nuestra competitividad, hace 22 años, en abril 2002, se creó el Consejo Nacional de la Competitividad (en 2016 le cambiaron el nombre por Consejo Nacional de la Competitividad y Formalización – CNCF). En 2005 se aprobó el primer Plan Nacional de Competitividad (PNCP), el actual PNCP vigente cubre el período 2019-2030, pero lamentablemente nada se ha avanzado encontrándose actualmente abandonado, y hasta el CNCF está buscando actualizarlo. En setiembre 2013 se formó en el Congreso un Grupo de Trabajo “Seguimiento al Plan Competitividad” que debió evaluar permanentemente políticas, estrategias, acciones y cumplimiento y efectividad de metas, pero nunca se conocieron los resultados; este grupo de trabajo debería restablecerse.
Bajo este panorama, el gobierno debería tomar en serio el tema de la competitividad porque representa la mejor rentabilidad obtenida de un país por el valor de sus productos ofrecidos en mercados internacionales (cantidad, calidad y costos) e insumos para elaborarlos (productividad), que le permite competir en términos comparativos con confiabilidad, estabilidad y predictibilidad. A mayor nivel de competitividad, mejora la productividad, las oportunidades de empleo, salarios e ingresos por habitante, pero, sobre todo, aumenta la prosperidad y calidad de vida poblacional.
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