Sobre el mono con metralleta

Sobre el mono con metralleta

La democracia peruana vuelve a actuar con torpe cobardía: se cruza de brazos mientras crece la candidatura del psicópata y asesino Antauro Humala.

Este ex Mayor del Ejército lidera el pastiche del etnocacerismo, que confunde los valores andinos con la gloria del Mariscal Cáceres durante la resistencia a los chilenos en el siglo XIX. Nacionalista trasnochado propone formar una alianza obrero campesina y de trabajadores independientes que imponga un régimen socializante al estilo de Velasco Alvarado. Se declara enemigo de la burguesía, de los blancos (sic), de los burgueses y del gran capital; y postula un modelo fascista desfigurando para ello la imagen del presidente Bukele de El Salvador.
Avezado, Antauro en octubre del 2000, junto a su hermano Ollanta y al frente de 69 reservistas, asaltó una mina en Locumba (Tacna) para exigir la renuncia de Fujimori. Nunca se aclaró si aquello fue un acto distractivo para el escape de Montesinos, quien en ese momento se fugó del país a bordo del velero Karisma. Desgraciadamente el gobierno manso y menso de Paniagua le concedió la amnistía.

El 1 de enero de 2005 Antauro protagonizó el Andahuaylazo, un motín que exigía la dimisión de Toledo y la restitución de la Constitución de 1979. En su oligofrenia asaltó una comisaría y asesinó a cuatro policías hasta que fue reducido. El 2009 recibió condena de 25 años, aunque la Corte Suprema -en un acto de debilidad conceptual- redujo la pena a 19 años que purgó, con gollerías increíbles, en el chorrillano penal Virgen de la Merced.
Desde el 2022 está en campaña electoral, recorre el país con armas en ristre y su ideología la ajusta según las circunstancias. Sigue vanagloriándose del Andahuaylazo, afirma que lo volvería hacer, amenaza con un baño de sangre anticomunista pero alaba a Castillo y postula xenofobia anti venezolana.

Complacientemente el JNE ha aprobado la inscripción de su partido y niega que sus siglas ANTAURO se refieran al cabecilla. Inteligencia informa que es probable el nexo con la minería ilegal y el narcotráfico. En suma se trata de un mono con metralleta con mensaje caudillista que cala en aquellos sectores de la sociedad que buscan orden a cualquier precio. Mientras tanto, la clase política formal es incapaz de aprobar una ley que impida la candidatura de un asesino. ¿Son tan inconscientes de permitir que este fenómeno criminal siga creciendo? ¿No han aprendido nada del desastre vivido con Castillo?

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.