Todos vuelven
Todos vuelven
El Partido Aprista Peruano se encuentra, nuevamente, en el punto de partida. Virtualmente inscrito en el Jurado Nacional de Elecciones, se apresta a renovar sus cuadros y participar en las elecciones generales que se convoque en el país. Sin duda, se trata de una buena noticia. Es tiempo de asegurar la presencia de partidos organizados y sólidos, con historia que garanticen la vigencia de nuestra democracia.
El partido que fundara Víctor Raúl Haya de la Torre, su líder histórico, hace 93 años, tuvo que esperar un año y nueve meses, para recuperar aquello que perdió por no pasar la valla electoral en abril de 2021; es decir, su reconocimiento como organización política. Fue una experiencia traumática para la militancia de esta longeva organización, que ocupó el espacio político en gran parte de nuestra vida republicana.
La última vez que el Apra intervino en un proceso electoral fue el 2016, en alianza con el Partido Popular Cristiano. En aquella oportunidad, el candidato a la presidencia de la República fue el expresidente Alan García, quien tentaba por tercera vez el sillón de Palacio de Gobierno, pero, esa vez, con un mal resultado.
La reinscripción del partido aprista que, esta semana, ya era un hecho, debido a que el JNE declaró infundada la apelación a la resolución que rechazó la tacha que los activistas del expresidente Castillo, Raúl Noblecilla y Luis Barranzuela, permitirá que el viejo partido vuelva a las lides mayores, de las que nunca debió salir por salud de la democracia.
El renacimiento del Apra y el restablecimiento de su legitimidad frente a la historia y a sus militantes, dependerá, en mucho, de las acciones que tome la organización, de aquí en adelante. Recordemos que el Apra es el partido más longevo no sólo del Perú, sino de América Latina.
En setiembre de 1930 fue fundado en Lima, luego que, seis años atrás, se formara como un frente antiimperialista, con cinco puntos básicos en su ideario que, con el tiempo, se iría reformando con más pragmatismo, y menos dogmatismo, a la luz de las nuevas ideas que fueron surgiendo en el mundo.
Su historia estuvo jalonada de acontecimientos en defensa de la democracia y por su lucha permanente contra las dictaduras. Perseguidos, desde la época de Sánchez Cerro, acusados de “comunistas” y “antipatriotas”, además de “ser enemigos de la religión y de la familia”, los apristas crecieron cono partido, desde esos años, sea en la clandestinidad o en el gobierno, creyendo en la legitimidad de la democracia como sistema de vida y forma de organización de un Estado-nación. Dieron forma a una organización casi religiosa, por su férrea creencia en su ideario, y crearon una serie de símbolos y códigos de comunicación que lo hicieron únicos, hasta la llegada del expresidente García que dejó de lado esa parafernalia.
Haya de la Torre hizo del martirologio su mejor arma de cohesión partidaria, sobre todo, en los difíciles años de dictaduras que tuvo que enfrentar, con persecución, vetos, destierros y cárcel para sus líderes. Así transitó el partido de Haya de la Torre en gran parte de nuestra historia, durante el siglo XX, mayormente signado por regímenes dictatoriales nacidos de golpes militares.
El Apra fue, después de Acción Popular, bajo el liderazgo del arquitecto Belaunde, el partido que llegó dos veces al gobierno, bajo la conducción del joven Alan García, severamente criticado, en su primer gobierno, y reivindicado, en el segundo. La presencia del Apra, en los procesos electorales, permitirá, sin duda, garantizar la legitimidad del sistema democrático, anhelo que casi lo estábamos perdiendo en la gestión de Castillo, preso por intentar un golpe de estado que resultó, por suerte, fallido.
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