Crisis política en Venezuela: “Es ingenuo pensar que se resolverá con declaraciones de la OEA”, señala Ántero Flores-Aráoz

Organismo hemisférico debe propiciar una salida negociada porque sus acuerdos controversiales no son vinculantes y no le hacen caso, asegura.


Quien fuera representante del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Ántero Flores-Aráoz, expresó que es ingenuo pensar que declaraciones de esta entidad hemisférica, sea de su Consejo Permanente o de su Asamblea General, puedan resolver los problemas de Venezuela, que ya tiene un cuarto de siglo con un gobierno autocrático y absolutamente dictatorial.

La verdad es que, así se hubiera aprobado el proyecto de declaración que se llevó al citado Consejo Permanente sobre el fraude electoral del 28 de julio último, en la práctica de nada serviría.

Las declaraciones de los organismos de la OEA pueden dar recomendaciones, pueden instar a que se tomen acciones, como también invocar a que se corrijan actitudes, pero no pueden obligar a los países que llamen al orden a que estos tomen medidas concretas.

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El motivo es muy sencillo: ni la carta de la OEA ni su complemento, como es la Carta Democrática, tienen elementos coercitivos para obligar a que un país miembro tome determinadas acciones y, menos aún en el caso de la República Bolivariana de Venezuela, que se salió de la OEA tirándole un portazo y, por ello, quedó fuera de las competencias del organismo internacional.

Como muchas veces se ha dicho, la OEA carece de “dientes”, por lo que sus declaraciones y resoluciones, en casos como en los de Venezuela, son solamente exhortativas, pero que no se pueden imponer, pues, reitero, no hay fuerza para ello.

Recordemos que las labores en que la OEA ha tenido resultados apreciados por la comunidad internacional es cuando ha actuado como bisagra o facilitadora de acuerdos, como sucedió en el caso peruano del golpe fujimorista de 1992.

En esa oportunidad, tanto el Consejo Permanente como la Asamblea General de la OEA, que congrega a los cancilleres de la región, instruyeron a su secretario general, en ese entonces el diplomático brasileño Joao Baena Soares, para que propiciara un entendimiento entre el gobierno autocrático de Alberto Fujimori y la oposición peruana.

“Recuperando presencia”

Es lo que se logró en la Asamblea General del 18 de mayo de 1992, en que asistieron de un lado Alberto Fujimori con parte de su gabinete ministerial y del otro el que era representante de la oposición peruana; este servidor, Ántero Flores-Aráoz.

Con la bisagra y exhortaciones de la OEA, allí se convino en que se convocase a una Asamblea Constituyente, con atribuciones de legislación regular, para dar una nueva Constitución y, mientras tanto, quedaba Fujimori en el poder, dando pase y permitiendo la convocatoria al Congreso Constituyente Democrático.

De esa forma es que la oposición, a través de dicho foro, pudo recuperar presencia ante la colectividad nacional e internacional, pues no hay que olvidar que, a diferencia del caso venezolano, en el peruano Fujimori tenía gran aceptación popular en esos años.

También en el año 2000, siempre con el auspicio de la OEA, se logró, después de la remoción de Alberto Fujimori, los cambios de dirección en el Congreso, la elección de Valentín Paniagua como presidente de este poder del Estado, y de allí pasó a la Presidencia de la República, todo ello auspiciado por la OEA, reiteramos, pero no impuesto por ella, pues como se ha dicho no cuenta con elementos coercitivos.

Buscar salidas conversadas

En consecuencia, dada la naturaleza de la crisis, lo sensato sería lograr que la OEA sea una especie de mediador en el caso venezolano, para que ayude a lograr acuerdos beneficiosos para el país hermano, buscando una salida decorosa para Maduro y sus seguidores, pues pretender que este deje el poder y pueda luego –con los que lo apoyan– ir a la cárcel por sus satrapías, es ajeno a to

Hay que buscar salidas conversadas, estrategias coherentes, y en eso la OEA no solamente está acostumbrada, sino que tiene por lo menos autoridad formal reconocida.

El canciller peruano ha llamado la atención a diversos países cuyos representantes cobardemente se han abstenido de votar la declaración principista de la OEA o simplemente no asistieron a la sesión del Consejo Permanente, pero como también aseveró en entrevista en CNN, la realpolitik exige acuerdos conversados para terminar con el sufrimiento de los venezolanos.

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