Dinero sucio en campaña y corrupción en partidos

Solo les interesa lograr los medios económicos que hagan posible una campaña eficaz para ganar las elecciones.


POR LUIS LAMAS PUCCIO

No puede negarse que el lavado de dinero o activos sucios, como actividad criminal propia y autónoma que persigue introducir en la legalidad fondos o ganancias de procedencia delictiva o ilícita, sigue siendo una constante de especial relevancia y preeminencia en el normal desarrollo de nuestra vida política sobre todo cuando se trata de los partidos o las agrupaciones que compiten en campaña.

Lo afirmado aparece corroborado por la casi inmutable decisión de algunas dirigencias políticas de derecha, del centro o de izquierda, de recurrir la gran mayoría de veces a fuentes calificadas como ilícitas para financiar sus campañas políticas, soslayando de esa manera la real y soterrada dimensión de las relaciones que subsisten entre corrupción, lavado de activos y otras patologías criminales, si en última instancia lo que interesa y prima por sobre todo es lograr los medios económicos y financieros suficientes que hagan posible el desarrollo de una campaña política eficaz y convincente para ganar unas elecciones.

DE MAL EN PEOR

El infortunio que subyace frente a estas malas prácticas es que a pesar de todos los escándalos que se han develado en los últimos años en torno al financiamiento sucio de algunas campañas políticas, estas destrezas han seguido sucediendo en los mismos términos o bajo situaciones incluso peores, siempre como parte de una normalidad o mejor dicho una realidad que es asumida como tal sin mayores miramientos como cierta y veraz.

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