Fraude en Venezuela fue avalado por congresistas y dirigentes peruanos de izquierda
Un grupo de políticos peruanos de izquierda viajó a Venezuela para actuar como observadores internacionales en las elecciones del país sudamericano el 28 de julio de 2024.
Esta delegación incluyó representantes de varios partidos políticos peruanos, entre ellos Perú Libre, el Partido Comunista Peruano, el Partido Humanista Peruano y el Partido Plurinacional y Social (PAIS).
Entre los observadores que apoyan al dictador Nicolás Maduro se encontraban Franco Pomalaya del Partido Adelante Pueblo Unido; José Antonio Boza Pulido del Partido Comunista – Patria Roja; Zaira Arias del Partido Político Plurinacional y Social (PAIS); Richard Rojas de Perú Libre y Hildebrando Cahuana Segovia del Partido Comunista Peruano.
Además, se sumaron congresistas de la República como Kelly Portalatino de Perú Libre, Margot Palacios de Perú Libre, María Elizabeth Taipe Coronado, Guillermo Bermejo del Partido Voces del Perú y María Agüero Gutiérrez de la Liga Parlamentaria de Amistad Perú.
Vale indicar que las elecciones en Venezuela fueron objeto de controversia y escrutinio internacional.
Previo a los comicios, el canciller chavista Yván Gil recibió a numerosas delegaciones de observadores, todos alineados con el régimen de Nicolás Maduro.
Las críticas hacia estas delegaciones fueron constantes, acusándolas de ser parciales y de no cuestionar las irregularidades del proceso electoral.
El régimen de Maduro mantuvo un control estricto sobre las elecciones desde su ascenso al poder, limitando la participación de observadores internacionales no afines al chavismo.
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Esta elección no fue la excepción, con la presencia de observadores de Rusia, China, Turquía y varios países de la Unión Africana, conocidos por no garantizar comicios transparentes en sus propios territorios.
Como es público, Caracas amaneció sumida en el caos y la indignación luego de las elecciones presidenciales del domingo, donde se acusó al régimen de Nicolás Maduro de fraude electoral.
Los ciudadanos, manifestando su descontento, iniciaron cacerolazos y gritos desde sus balcones, extendiendo rápidamente las protestas a las calles de la ciudad.
La ira popular llevó a los manifestantes a intentar llegar hasta la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE), entidad que proclamó a Maduro como vencedor sin presentar las actas de resultados.
La Policía bloqueó el acceso al CNE, intensificando la frustración de los ciudadanos. En motos y con banderas de Venezuela, los manifestantes se dirigieron hacia el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno, donde encontraron un fuerte anillo de seguridad que rodeaba la residencia presidencial, aumentando aún más la tensión en la capital venezolana.
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