Ley que modifica elecciones primarias: partidocracia y corrupción en organizaciones políticas [INFORME]
Se trata de excluir participación de ciudadanía no afiliada a partidos para desmerecer la democracia.
Ley que modifica elecciones primarias: partidocracia y corrupción en organizaciones políticas.
Se trata de la norma N° 31981 que modifica la Ley de Organizaciones Políticas sobre el desarrollo de las elecciones primarias, que en principio fuera aprobada por una mayoría parlamentaria con 74 votos a favor y promulgada por la presidente de la República, la señora Dina Boluarte.
Esta deja sin efecto la obligación que existía para que los ciudadanos comunes que no se encontraban afiliados o inscritos en un partido político, pudieran participar abiertamente, si lo consideraban conveniente, en las elecciones internas para elegir a los candidatos que postularían al cargo de presidente y vicepresidente de la República, al Congreso de la República, el Parlamento Andino, las gobernaciones, los consejos regionales, alcaldes provinciales y distritales y regidores.
Afectación indirecta
Hablamos de una afectación directa a la capacidad democrática de los ciudadanos comunes y a la transparencia en la gestión partidaria, en razón a que desde ahora dependerá directamente de la cúpula o la dirigencia de cada partido si se acepta o no para que puedan participar en las elecciones internas, ciudadanos que no son parte de los partidos.
En otras palabras, serán los mismos que tienen el control de los partidos políticos en nuestro medio los que, bajo el ropaje de las elecciones internas libres y democráticas, decidan en qué términos y bajo qué condiciones no solo se lleven a cabo las elecciones internas, sino que además también los afiliados que podrán postular a algún tipo de representación, en los actos electorales a nivel nacional respecto a la posibilidad de ser elegidos para tan importantes cargos.
Modificación encubierta
Se trata de una sutil modificación a la Ley de Organizaciones Políticas, que como sabemos es la que rige el destino de los partidos políticos en nuestro medio. Se trata de excluir la participación activa de la ciudadanía no afiliada a los partidos, como una fórmula soterrada de desmerecer la democracia interna en los partidos ante la ausencia de mayores controles tanto por parte de los ciudadanos como de los órganos de control en materia electoral.
Una modificación ambigua e imprecisa llevada a cabo a espaldas de la ciudadanía, y en como reverso a los pronunciamientos suscitados en contra de la exclusión ciudadana, que incluso señalan que no solo se trataría de una mera modificación a la legislación de partidos políticos, sino de un golpe encubierto a la democracia interna de los partidos como normalmente se la concibe.
Hablo de una iniciativa legislativa concursada y asistida entre los intereses que se esconden detrás de los partidos, y un Parlamento que se dice ser representativo del clamor ciudadano. Un juego adverso contra la democracia como acto transparente y de consenso mayoritario.
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A partir de esta ley, quienes no se encuentran afiliados a una agrupación o partido político, aunque en apariencia queda a criterio del partido la posibilidad de una apertura a la ciudadanía, es obvio que no permitirán la participación de electores que no se encuentran afilados ante el temor de una fiscalización libre y verdaderamente democrática.
Corrupción partidaria
Como todos sabemos, uno de los peores flagelos que confronta nuestra nación en el ejercicio de la política, es la corrupción como fenómeno que trata de envolver y someter la democracia. Los partidos como agrupaciones o asociaciones respecto a las cuales se hace mal uso de sus estructuras para someterlas a intereses que no se condicen con la democracia.
La función pública contaminada por el cohecho, el soborno, el lavado de activos, el financiamiento ilícito con fondos mal habidos y el tráfico de influencias a todos los niveles, como parte intrínseca de la misma gestión pública en todas y cada una de los estratos de la gobernabilidad.
Hablo de los partidos políticos como correa de transmisión de la corrupción en todos y cada uno de los gobiernos, tanto para enriquecer a los mismos políticos, como a través de la gestión pública propia como para protegerse ante eventuales y futuras acciones de control. Hoy por ti y mañana para mí, para de esa manera ir generando una secuencia interminable a toda prueba entre corrupción política e impunidad.
Clientelismo político
El clientelismo en el ejercicio de la vida partidaria es considerado como el plexo donde convergen toda clase de relaciones interpersonales o de grupo en las diferentes escalas del poder, una especie de imbricación entre el funcionamiento formal e informal en la vida de las instituciones partidarias y las tácticas locales para intentar morigerar o legitimar las asimetrías de clase que emanan del mismo poder.
Hablo de escenarios políticos catalogados como grises, oscuros y subterráneos, en donde se desenvuelva la otra cara de la política partidaria conocido como rostro escondido de la vida partidaria. En el clientelismo partidario reina el hipopótamo bíblico del desorden (Neumann), la falta de transparencia, el monopolio personal y los intereses individuales, de familia o de grupo.
Se instaura un círculo vicioso entre la fragmentación de los poderes privados y la proliferación del patronage, a medida que se va afirmando un mecanismo político distinto, del que se pinta a la opinión pública como ejemplo de la democracia. Me refiero al clientelismo dentro de los partidos políticos como el mejor ejemplo de la ausencia de la democracia interna, a efectos de descomponer al partido en su interior y convertirlo en una fuerza que atenta contra la misma democracia.
Balcanización y la política
La ausencia de transparencia en la gestión interna de los partidos como resultado de la ausencia de un control ciudadano, tiene que ver con la corrupción.
Hablo de una forma de corrupción dentro de los mismos partidos, en la que se pone a la dimensión política partidaria en el centro de la explicación de dicho fenómeno. Me refiero al peso que adquiere y el rol que desempeñan los partidos políticos en el normal desenvolvimiento de la vida política.
Se trata del copamiento del que son objeto los propios partidos políticos por parte de grupos de poder, y que ya no son fieles a los ideales del estado de derecho e igualdad como representantes de la sociedad, sino de los deseos personales o empresariales por parte de quienes lideran los partidos políticos.
Elecciones libres y universales
Suena rimbombante y hasta aparatoso que las elecciones internas en los partidos políticos utilicen términos tan ostentosos para referirse a la democracia interna de los partidos, como aquellas que hacen referencia al voto universal, la libre elección, el voto voluntario, la igualdad y que el voto interno es directo y secreto, cuando en realidad las elecciones internas no son los que se dice.
Los elegidos en las elecciones primarias son designados de forma previa por parte de quienes tienen y manejan las riendas del partido. Son por lo general, los que los financian y disponen de los recursos económicos como para hacerlo, en tanto que el ejercicio de la política partidaria requiere de ingentes recursos económicos para desenvolverse.
Corolario
La posibilidad de recurrir en busca de apoyo en las elecciones internas a los órganos especializados del sistema electoral como ambiguamente lo señala la ley promulgada, no debería ser una decisión partidaria exclusiva, sino una obligación para contrarrestar a quienes opten por no hacerlo sobre todo de forma intencionada.
Hablamos de librar a los partidos políticos del manejo interesado a su propio interior que es donde debería empezar cualquier intento serio.
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