Niños dejaron huella en “cuevas prehistóricas”
Hace 25,000 años, los grupos humanos que ocupaban las cuevas de todo el sureste europeo dejaron impresas las siluetas de sus manos en las paredes rocosas. Con qué intención las hicieron es algo que todavía no está claro. Quizás estaban relacionadas con ceremonias de iniciación, quizás transmitían algún tipo de conocimiento, nadie lo sabe con exactitud. Pero lo que ahora han confirmado los investigadores es que muchos de esos artistas primitivos fueron niños, algunos de ellos muy pequeños, incluso menores de dos años ayudados por adultos.
Investigadores del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria de España (IIIPC) y de la Universidad de Cambridge han determinado científicamente la autoría infantil de las manos sopladas del periodo gravetiense que aparecen muy bien conservadas en las cuevas cántabras de Fuente de Salín, Castillo y La Garma, así como en las de Maltravieso, en Extremadura, y Fuente del Trucho, en Huesca.
Los científicos analizaron más de 150 representaciones de manos sopladas, probablemente creadas con una especie de aerógrafo primitivo hecho con dos huesos de ave en un ángulo de 90 º, para que el pigmento pudiera salir disparado de un soplido. La mayoría son rojas, llevadas a cabo con ocres o hematites. Y algunas negras, en el sur, se hicieron con manganeso.
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Las manos prehistóricas fueron comparadas con muestras modernas de 600 individuos con la ayuda morfometría y técnicas estadísticas, de forma que los investigadores fueron capaces de reconocer y caracterizar la forma y tamaño de cada mano para asignarle su edad correspondiente.
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